Nada (muy) nuevo bajo el sol de Cannes



Cannes repite sus nombres favoritos. Entre los cineastas que figuran en su Sección Oficial de 2016, encontramos a “habituales” como Woody Allen (quien, con Café Society, vuelve a inaugurar, fuera de concurso), tres ya ganadores de la Palma de Oro: los hermanos Dardenne por partida doble (La fille inconnue), Ken Loach (I, Daniel Blake) y Cristian Mungiu (Bacalaureat), Pedro Almodóvar (Julieta), Olivier Assayas (Personal Shopper), Xavier Dolan (Juste la fin du monde), Jim Jarmusch (Paterson, también con Gimme Danger, un documental sobre Iggy Pop, en sesión de medianoche) o Nicolas Winding Refn (The Neon Demon). Otros provienen de las secciones paralelas de años anteriores, caso de Bruno Dumont (Ma loute), Alain Guiraudie (Rester vertical), Brillante Mendoza (Ma’Rosa) y Jeff Nichols (Loving).

Solo tres directoras en la competición oficial: la alemana Maren Ade (Toni Erdmann), la inglesa Andrea Arnold (American Honey) y la francesa Nicole Garcia (Mal de pierres). Ninguna “opera prima”, que se envían para ser descubiertas al apartado de Un Certain Regard. Y una “película familiar” de Steven Spielberg (Disney’s the Beg), fuera de concurso. Mucho cine francés, mucha coproducción francesa, mucha actriz francesa (Juliette Binoche y Marion Cotillard se multiplican), mucho actor francés. Nada nuevo bajo el sol, pero son los títulos que marcarán la próxima temporada. Quizá la única, relativa, novedad es que no habrá film de clausura, sino que se repetirá la Palma de Oro, igual que hacen numerosos certámenes menores.

En cuanto al cine español, y sin conocer aún, cuando escribo, la selección de la Semana de la Crítica y de la Quincena de Realizadores, algo hemos ganado respecto a los desastrosos últimos años, desde el 2009 en concreto. Porque a la ya citada y prevista Julieta, se unen La mort de Louis XIV, de Albert Serra, en una sesión especial, y el cortometraje Timecode, de Juanjo Giménez, a concurso. En el primer caso, Serra se basa en las memorias de Saint Simon para reflejar –me figuro que a su tan peculiar manera– los últimos días del Rey Sol, encarnado por un irreconocible Jean-Pierre Léaud, a quien siempre se le recuerda como el Antoine Doinel de la serie de películas que Truffaut iniciase con Los cuatrocientos golpes. Mientras que el corto del ya veterano Giménez, seleccionado entre cinco mil “competidores”, desarrolla a lo largo de 15 minutos la relación entre la pareja de vigilantes de un aparcamiento.


Escasa cosecha, pero peor han quedado los italianos, después de que el pasado año tuviesen tres películas en competición, los argentinos los mexicanos, los africanos…, cinematografías que en otras ocasiones han estado muy presentes en la Sección Oficial de Cannes. Aparte de los inevitables franceses y norteamericanos, que se llevan siempre la “parte del león”, parece que el relevo le llega ahora a Rumania y Corea del Sur. Cuestión de modas.

(Publicado en "Turia" de Valencia, abril de 2016).

Hitchcock-Truffaut


François Truffaut y Alfred Hitchcock, durante la entrevista que mantuvieron en 1962

No hay libro más influyente en la Historia del Cine que El cine según Hitchcock, escrito por François Truffaut y que recoge la inmensa entrevista de cincuenta horas y quinientas preguntas que el crítico y realizador francés mantuvo con él en 1962. Cuatro años más tarde, una vez transcritas las cintas magnetofónicas, se publicó en Francia (en España, en 1974 por Alianza Editorial, con traducción de Ramón G. Redondo, Miguel Rubio y Jos Oliver), convirtiéndose a partir de entonces en libro de cabecera de numerosos cineastas o de simples aficionados. Por encima de cualquier otro volumen de teoría, estética o historia del medio, El cine según Hitchcock penetró en los “secretos” de la creación cinematográfica, multiplicó las vocaciones hacia ella y sirvió de modelo para otros importantes empeños similares –como Ciudadano Welles, de Peter Bogdanovich–, además de lograr una atención especial y diferente hacia el autor de Vértigo, ninguneado hasta entonces por la mayoría de la crítica, sobre todo la norteamericana.

Un notable documental, Hitchcock/Truffaut, refleja ahora diversas interioridades de la elaboración del libro, reproduce en distintos capítulos sus aspectos fundamentales y, de manera específica, registra la influencia que ha ejercido sobre una decena de realizadores actuales. El trabajo de Kent Jones, director del Festival de Nueva York, ayudado en el guion por el crítico e historiador Serge Toubiana, resulta muy valioso a la hora de otorgarle toda su dimensión al libro, acompañado por fragmentos de varias de las obras maestras del director inglés, en un adecuado trabajo de montaje. El aspecto más discutible se refiere a la selección de los entrevistados –entre los que brilla Martin Scorsese, pero otros se limitan a banalidades–, donde el habitual eje USA-Francia se lleva la parte del león y sin participación alguna de cineastas mujeres (parece que Jane Campion rechazó la invitación a intervenir, pero hay muchas más por el mundo…). Por supuesto, no hay ningún director español que llevarse al micrófono, ni siquiera Almodóvar, tan reconocido internacionalmente.


Ese tributo de admiración y amistad que Truffaut rindió a Hitchcock queda, así, multiplicado desde la página impresa hasta las imágenes en la pantalla, lo que resulta un trayecto perfectamente coherente. Sigue siendo de manual periodístico el esquema que el primero trazó para sus preguntas, centradas en: “a) Las circunstancias que rodearon el nacimiento de cada película; b) La elaboración y construcción del guion; c) Los problemas particulares de la puesta en escena de cada film; d) La estimación personal del resultado comercial y artístico en cada caso respecto a las esperanzas iniciales”. Algo tan sencillo, que “Hitchcock aceptó” y que llevó a un texto que, edición tras edición como la reciente de Alianza, siempre es un referente. Y que ahora ha originado un documental que, insólitamente, adapta un libro de entrevistas.

(Publicado en "Turia" de Valencia, abril de 2016).