En busca de Johannes Bernhardt


Presentación del Premio Muñoz Suay, de la Academia de Cine, correspondiente a los libros sobre cine español publicados durante 2021.



Como es bien sabido, la Historia del cine español está plagada de paradojas y contradicciones. Y no es la menor de ellas que con el dinero nazi se pagasen una serie de películas realizadas por cineastas que no lo eran precisamente, como Edgar Neville, Luis Escobar, Arturo Ruiz Castillo, Antonio del Amo o Manuel Mur Oti, además de contar con el músico Jesús García Leoz o el director de fotografía Juan Mariné, buena parte de los cuales eran de ideas republicanas o que, al menos, no se sentían a gusto con el brutal franquismo de la posguerra. Y junto a las obras producidas entre 1947 y 1951 por Sagitario Films, de Cuatro mujeres a La canción de la Malibrán, pasando por El señor Esteve o Un hombre va por el camino, con esos marcos hitlerianos también se pagaron la distribuidora Europa Films o los Estudios Cinearte, donde se rodaron numerosas películas de la época.

A esa paradoja, a esa contradicción, dedica su libro Santiago Aguilar, que lleva el título de la productora y el expresivo subtítulo de Oro nazi para el cine español y que ha editado Shangrila. En la motivación del Premio Muñoz Suay correspondiente a los volúmenes editados en 2021, otorgado por unanimidad, ya se definían sus méritos, “por el rigor en la investigación de una empresa y de un productor hasta ahora no suficientemente estudiados y que, en cambio, son muy significativos del contexto histórico de una época y de las relaciones entre el franquismo y la Alemania nazi”.

Porque, como suele suceder, detrás de empresas así, existe un personaje, en este caso llamado Johannes Bernhardt, uno de los más peculiares productores (y ya es decir, con la fauna que ha poblado el cine español) que haya ejercido el oficio entre nosotros. Nazi convencido, amigo personal de Hitler, o así lo proclamaba, que negoció la ayuda militar alemana durante la Guerra Civil, y, a cambio de la deuda generada por ella, intermedió en cuantas exportaciones se encaminaron hacia Berlín al estallar la II Guerra Mundial. Sobre todo respecto al wolframio que encerraban las minas gallegas y bercianas y que para la industria armamentística resultaba imprescindible.

En este personaje semidesconocido se centra el trabajo de Santiago Aguilar. De Bernhardt apenas teníamos noticia más que en el Diccionario del Cine Español dirigido por José Luis Borau y, con mayor amplitud, en la exhaustiva e imprescindible recopilación que de la producción y los productores españoles hicieron en 2008 Esteve Riambau y Mirito Torreiro. Pero ahora, gracias al libro premiado, conocemos mucho mejor a un tipo que parece nacido de las mejores narraciones sobre tiempos bélicos o de guerra fría, alguien que habría merecido en la ficción novelistas como Graham Greene o John Le Carré. Sobre él, ejerce Santiago Aguilar esa fusión tan difícil de lograr y que sin duda es marca de la casa, cuando trabaja en solitario y cuando lo hace con su compañero Felipe Cabrerizo: una simbiosis enormemente difícil, pero que resulta sencilla para el lector (igual que sucede con toda obra de valía), entre la documentación rigurosa y analítica y la amenidad a la hora de desarrollarla en un relato que siempre acaba siendo apasionante.

En su búsqueda, Santiago Aguilar ha acudido a decenas de fuentes documentales, entre ellas norteamericanas y alemanas, además de, lógicamente, las españolas. Sabido es hasta qué punto nuestro país se convirtió en refugio de nazis que habían perdido la guerra y que escapaban de la represión aliada. Y que posteriormente muchos se encaminaron hacia diversas naciones latinoamericanas, de manera fundamental Argentina, entre ellos el propio Berhardt, que cruzó el Atlántico en 1951 con su mujer, nacida en ese país, motivado por el mal resultado económico de varios de sus negocios y de legislaciones financieras y políticas que iban cercándole cada vez más. Se desvanecía así la figura de un personaje que cabe imaginar salido de las sombras y las cloacas como el Orson Welles de El tercer hombre, al tiempo que alternaba en aquellos hoteles, restaurantes y cafés madrileños (que reflejase Pilar Miró en Tu nombre envenena mis sueños), repletos de espías nazis y británicos en años donde España se jugaba su futuro, sobre todo por la lucha para que los aliados acabasen con Franco, lo que nunca sucedió sino todo lo contrario.

Santiago Aguilar, autor del libro sobre Sagitario Films

Enhorabuena a Santiago Aguilar por haber creado este Sagitario Films. Oro nazi para el cine español, que recomiendo vivamente a quienes no lo hayan leído ya. La pandemia impidió que, con toda probabilidad, el Premio Muñoz Suay fuese a parar en 2020 a un libro tan espléndido como La Codorniz. De la revista a la pantalla (y viceversa), de Aguilar y Cabrerizo, que Cátedra y Filmoteca Española habían editado. Ahora, el primero de ellos logra con justicia este galardón de la Academia. Me temo que no va a ser el último…