Tenía Orson Welles unos ojos que penetraban, una mirada
profunda que llegaba hasta lo más hondo de su interlocutor. Nadie podía quedar
indiferente ante un escrutinio que en ocasiones era amenazador, displicente en
otras, burlón muchas veces. Poseía el genial cineasta esa capacidad de
deslumbrar, de interrogar, de desnudar al personaje que tenía delante. Vuelve a
comprobarse en el documental La mirada
de Orson Welles (The Eyes of Orson
Welles), donde otro autor que ha hecho de la mirada su santo y seña, el
irlandés Mark Cousins, profundiza en la muy especial del autor de Ciudadano Kane, tan especial que
transformó la historia de todo un arte.
Sostiene Cousins, a quien se debe aquella monumental Historia del Cine: Una odisea (2011), compuesta
de 15 capítulos de una hora emitidos por televisión, que “es mirar lo que hace que valga la pena estar vivo”, principio que
desarrollaría ampliamente en su libro “Historia y arte de la mirada”. Era
lógico, por tanto, que se sintiera atraído por Welles desde que, de
adolescente, le fascinase Sed de mal,
porque en pocos casos como el suyo esa mirada creativa ha sido tan poderosa y
significativa. Creatividad de la que, además de en el cine, la radio, el teatro
o la televisión, también quedaría constancia en dibujos, bocetos y pinturas,
muchas veces inspiradores de imágenes concretas de sus películas.
Y esta es la principal aportación de La mirada de Orson Welles: plantear y demostrar al espectador la
novedosa idea de hasta qué punto esas obras gráficas se hallan “detrás”, respecto
a planificación, escenografía o vestuario, de cuanto vemos en la pantalla.
Beatrice, una de las hijas del cineasta, dio a conocer a Cousins un centenar de
esas obras que ella guardaba y, a partir de ese tesoro, compuso su documental,
complementado por la larga carta que él le dirige al maestro o, en una de sus
partes, como si fuera el propio Welles quien se expresase en voz alta. De lo
que se deduce que no es tanto un recorrido por su vida, ni tampoco una
profundización en sus temas predilectos (aunque ambos aspectos también quedan
reflejados, con especial énfasis en su pasión por Shakespeare y Don Quijote),
sino que The Eyes of Orson Welles
constituye una especie de ensayo fílmico cuyo objetivo fundamental es el ya
mencionado de “descubrir” una faceta suya prácticamente ignorada.
Pese a un tono demasiado personalista y retórico por parte de
Mark Cousins y de ciertas repeticiones evitables a lo largo de sus 115 minutos,
bien merece la pena conocer este trabajo. La
mirada de Orson Welles se presentó en la sección Cannes Classics del pasado
año y ha recorrido diversos Festivales antes de que, distribuido por A
Contracorriente, se presente comercialmente en España sobre el mes de mayo.
Apúntenlo para entonces en su agenda.
(Publicado en "Turia" de Valencia, febrero de 2019).
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