Las estadísticas son desoladoras. Únicamente el 30% de los cines españoles continúan abiertos; entre los centenares que han cerrado, por ahora de forma provisional, figuran los valencianos Lys, Babel o Yelmo. No hay apenas estrenos, porque las multinacionales siguen guardándose sus películas hasta mejor momento y ya no les queda demasiado material a las distribuidoras independientes. Gracias a ellas las salas han podido renovar sus carteleras durante la pandemia y, como han hecho público esta misma semana, se muestran dispuestas a seguir en la lucha mientras haya cines funcionando. Películas españolas que podrían haber tenido un buen resultado de taquilla, como Bajocero, de Lluís Quílez, o Cosmética del enemigo, de Kike Maíllo, han ido directamente a plataformas, aprovechando que hasta el 31 de enero podían sortear la obligación de estrenar en salas que exigen las subvenciones del ICAA. Y, en un caso hasta ahora inédito, Noticias del Gran Mundo, film de fuerte reclamo entre los espectadores por su protagonista, Tom Hanks y su director, Paul Greengrass, muy conocido por la serie del agente Bourne, es publicitado al mismo tiempo para su exhibición en cines y en Netflix, con una separación de tan solo doce días…
"Bajocero", de Lluís Quílez
La lista podría seguir, pero no quiero desanimar más al sufrido lector. Pero sí debemos relacionar estos datos con los del pasado año, el maléfico 2020. Según la UNIC (Unión Internacional de Cines), la exhibición europea perdió el pasado año la astronómica cifra de 6.200 millones de euros, al descender sus espectadores y recaudaciones en un promedio del 70%, con Dinamarca (47%) y Rumania (80%) en los extremos de la horquilla. España incluso superó esa media tan negativa, con un 73%, pero también otros países cercanos, como Italia (71%) o Reino Unido (76%), mientras que Alemania se ajustaba con exactitud al promedio y, sorpresa, la siempre cinéfila Francia tampoco estaba nada lejos, con un 69% menos.
Ninguna industria puede subsistir con
tan brutal declive, que probablemente se mantenga durante buena parte o todo
2021. De momento, el Festival de Cannes, referente mundial para los diversos
sectores, ya ha trasladado sus fechas de mayo a julio, si es que para entonces
la situación ha mejorado con las vacunaciones. Y el Festival de Sundance, que
sirve de escaparate para la producción independiente, sobre todo
norteamericana, ha tenido en esta ocasión formato básicamente virtual, como lo
tendrá Berlín en marzo, aunque con proyecciones previstas para junio. Así las
cosas, y siendo conscientes de que toda la economía está atravesando un
calvario similar, al cine hoy únicamente le queda la solución de unas ayudas
públicas amplias y directas, como ya vienen haciendo varios países de nuestro
entorno.
(Publicado en "Turia" de Valencia, febrero de 2021).
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