Aumentan los espectadores



Las cifras de 2016 lo dicen: en los países occidentales, ha crecido la asistencia de espectadores a las salas cinematográficas. También en España, con más de 100 millones de entradas vendidas y una recaudación en torno a los 600 millones de euros en el pasado año, lo que significa un incremento de público del 6%. Otro tanto en Francia, con 213 millones de espectadores, o en Estados Unidos, con una recaudación cercana a los 10.800 millones de euros, que –asegura “Variety”– es la más alta de la historia, aunque para la justa estimación de esta cantidad haya que tener en cuenta el progresivo aumento del precio de las localidades.

¿Por qué la gente va ahora más al cine? Es una cuestión que precisaría de un análisis sociológico detallado, que no cabe en estas líneas. Me limitaré a apuntar algunas de sus causas: en primer término, una cierta superación de la crisis económica por parte de las capas de la sociedad con mayor poder adquisitivo. También, el dinamismo mostrado por el sector de la exhibición, que ha inventado fórmulas (mejoría de las salas, buena proyección digital, iniciativas como la Fiesta del Cine) para atraer de nuevo a los espectadores, situando la mayoría de esas salas en centros comerciales en el extrarradio de las grandes ciudades, y saliendo así de un núcleo urbano muy hostil por la presión inmobiliaria. Otro factor estribaría en las numerosas actividades cívicas destinadas a popularizar el cine, a través de festivales, muestras o exposiciones que, aunque sean pequeñas una a una, acaban por crear un clima favorable al hecho fílmico. Finalmente, y contra lo que suele decirse, que el cine es un espectáculo barato, incluso para ir en grupo, como lo demuestra que en España el precio medio de la entrada se sitúe en 6 euros.

De esta “resurrección” de las salas, nuestro cine no se aprovecha demasiado, con una cuota de mercado del 18%, lejos del “récord” del 25’5% de 2014, cuando el extraordinario éxito de Ocho apellidos vascos. Cuota que viene determinada por los 18 millones de espectadores que acudieron a ver películas españolas, 4’5 de los cuales corresponden a un solo título, Un monstruo viene a verme, “campeón” de toda la taquilla en su conjunto. Otros films nacionales que superaron el millón de asistentes fueron Palmeras en la nieve, Villaviciosa de al lado, Cien años de perdón, Cuerpo de élite y Kiki. Por comparación, en Francia han sido tres veces más, 18, las películas de su país que han superado tal barrera millonaria, lo que ha generado una cuota de mercado del 35%, tampoco tan brillante como la superior al 50% que alcanzaron hace no demasiados años.

A quienes profetizaban el fin de las salas de cine, 2016 ha venido a darles un rotundo desmentido. Es lo que sucede cuando se juega con excesiva frivolidad al apocalipsis.


(Publicado en "Turia" de Valencia, enero de 2017).

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