La epidemia, según Von Trier


Siempre que estos días se hace recopilación de películas sobre epidemias, salen a colación Contagio, de Steven Soderbergh; Estallido, de Wolfgang Petersen; 28 días después, de Danny Boyle, o Tren a Busan, de Yeon Sang-ho. Pero nadie parece acordarse de un título muy significativo, Epidemic, de Lars Von Trier, segundo largometraje del cineasta danés, realizado en 1987 como pieza central de su llamada “Trilogía europea”, iniciada por El elemento del crimen tres años antes y concluida en el 91 precisamente con Europa, que supuso el reconocimiento internacional de su autor.


Nunca estrenada comercialmente en España (quizá de ahí su no inclusión en esas listas), Epidemic es una película dentro de otra película, lo que hoy –poniéndonos bastante pedantes– llamaríamos un ejercicio de metalenguaje fílmico. Dos guionistas, el propio Von Trier y su colaborador habitual de entonces en ese terreno, Niels Vorsel, escriben a toda prisa para llegar al compromiso que tienen con su productor. Y se les ocurre hacerlo sobre una epidemia que se transmite básicamente por el agua, pero que desea ser ocultada por unos poderes médicos y políticos contra los que lucha el doctor Mesmer, interpretado también por Von Trier. Una historia que seguimos de forma paralela a la de la redacción del guion, filmadas ambas en blanco y negro, aunque la “real” en 16 milímetros con un grano fotográfico muy acusado, y en 35 milímetros la de “ficción”. Ambos relatos acaban confluyendo de manera inevitable cuando la epidemia ya llega a contagiar a uno de los mismos guionistas que la estaban ideando.

Epidemic se presentó en su día, mayo de 1987, dentro de Un Certain Regard, la sección paralela del Festival de Cannes donde tuve ocasión de verla. No es precisamente una de las mejores obras del autor de Rompiendo las olas, Bailar en la oscuridad o Melancolía, pero sí contiene algunos de sus signos de identidad. Sobre todo, la búsqueda de imágenes fuertes o insólitas, como la de Von Trier colgado de un helicóptero portando una bandera de la Cruz Roja para divulgar la existencia de la epidemia, la de una mujer encerrada en un ataúd que pugna por salir de él o toda la larguísima secuencia final, donde un hipnotizador lleva a su “víctima” a un trance devastador que termina con un doble suicidio y la evidencia de la extensión del contagio.

"Epidemic": La mujer encerrada en el ataúd

Puro Von Trier, por tanto, aunque todavía un tanto anárquico y necesitado de controlar su propios recursos expresivos. Del estilo de la “boutade” de colocar sobre todas las imágenes de Epidemic el título de la película en caracteres grandes y con un sello a la manera de “copyright”. Algo que, en aquel Cannes de finales de los 80, hizo correr ríos de tinta…

(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2020).

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