¿Mascarilla o palomitas?




“Soplar y sorber, no puede ser”, asegura el tradicional refranero español. Que todavía es más preciso cuando afirma que “teta y sopa no caben en la boca”… Vienen estas sentencias como anillo al dedo porque en la tontamente llamada “nueva normalidad”, la exigencia de mascarillas en locales cerrados como los cines posiblemente impida que los espectadores consuman palomitas o similares dentro de ellos. Sí, cabe el ejercicio continuo de meter los “popcorn” por debajo de la protección, pero va a resultar demasiado incómodo. Y no saben hasta qué punto me alegro de la situación: locales no oliendo a grasa flotando en el ambiente, suelos limpios sin restos de comida, ausencia de continuos ruidos de cric crac durante las proyecciones. Las salas volverán a ser esos paraísos soñados por los cinéfilos.

Tal alegría no me impide reconocer que para los cines la pérdida en palomitas va a suponer una fuerte disminución de sus ingresos. Lo lamento, porque a menudo sacaban así más dinero que con la venta de entradas. Ya recuerdan el caso de aquella cadena de salas mexicana que programaba o mantenía las películas no por su atractivo para conseguir espectadores, sino por el volumen de palomitas que generaban: nivel alto, debido a la ansiedad que provocan las películas de terror; medio, las de acción, y bajo en el caso de los films románticos, que motivan que los manos e incluso la boca se dediquen a otros menesteres…, y así se iba componiendo la cartelera semanal. Pero las ventajas antes mencionadas son tan potentes que no puedo dejar de celebrar la crisis de los palomitones y artefactos parecidos.

Están volviendo los cines, aunque poco a poco. Tras algunos como el Almenara de Lorca, que fue el primero en abrir el 25 de mayo, los Kinépolis valencianos se lanzaron a la aventura el pasado viernes, 5 de junio. El lunes 8 lo hicieron tres complejos de la cadena Cinesa, entre ellos el Luxe Bonaire de Aldaia, y hoy mismo, 12 de junio, se les unen los madrileños Renoir Plaza de España y once multisalas de Yelmo en seis localidades. Hasta llegar a la apertura generalizada el día 26, como señalé en un anterior artículo, aunque con el problema de que, pese a haber finalizado ya para entonces el estado de alarma, lo más seguro es que Madrid y Barcelona todavía se hallen en fase 3, con aforos reducidos al 50%, lo que dificulta enormemente el estreno masivo de los títulos más relevantes.
Según una prospección de FECE, la Federación de Exhibidores, las tres primeras semanas desde la reapertura serán flojas de público, sobre todo por parte de familias que temen arriesgar a sus hijos al virus. Pero luego los empresarios centran sus esperanzas de recuperar el terreno perdido con la versión de Mulan en imagen real; Tenet, de Christopher Nolan, o Padre no hay más que uno 2, con la que Santiago Segura apuesta a repetir su éxito del pasado verano. Veremos.

(Publicado en "Turia" de Valencia, junio de 2020).

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