Un verdadero acontecimiento cultural
está teniendo lugar en Valencia, concretamente en La Filmoteca, quizá sin el
extraordinario eco que merece: el Integral
Buñuel, iniciado el pasado 15 de enero y que se desarrollará durante todo
este año. Poder ver las 32 películas del maestro aragonés, además de España leal en armas (que supervisó) y Buñuel en el laberinto de las tortugas
(que recrea en animación el rodaje de Tierra
sin pan), supone un regalo impagable para cualquier aficionado. Una
retrospectiva completa muy difícil de ensamblar, para el que la Filmoteca
Valenciana –que ya había mantenido con Buñuel dos citas en sus 33 años de vida–
ha contado con la colaboración de varias entidades vascas integradas en el
proyecto Nosferatu. Entre ellas Donostia Kultura, que edita el libro
monográfico que, coordinado por Jesús Angulo y Joxean Fernández, completa este Integral Buñuel.
Que hasta ahora, simplemente en sus primeras
proyecciones, ya ha reunido a cerca de quinientos espectadores, con una media
por sesión que es casi la mitad del aforo actual de la Sala Berlanga del
Rialto. Cifra valiosa dados los tiempos que corren pero, ay!, con el déficit de
que solo una cuarta parte de los espectadores corresponde a lo que cabría
considerar un público joven. Algo que se repite sistemáticamente ante el cine
de autor, dado que, según señalamos en un Tema
de Lara anterior, ese sector de espectadores parece decantarse ahora hacia
un cine documental o con cierto carácter de ruptura. Cuando, en realidad, la
máxima ruptura sigue estando en las imágenes buñuelianas, que, pasado tanto tiempo,
fluyen bajo muy distintas películas de numerosos realizadores de nuestros días.
Por poner el ejemplo de un film reciente de gran éxito, en Parásitos, como su propio director, Bong Joon-ho, reconocería al
presentarlo en el Festival de Cannes de 2019, el último celebrado hasta ahora de
forma presencial.
El cine de Luis Buñuel es inagotable,
nadie como él ha llegado a ser tan perturbador, tan auténticamente radical, tan
innovador bajo un aparente clasicismo, logrando llevar a la pantalla los
principios surrealistas. Por eso, convendría que en institutos y colegios, en
universidades, en todos los niveles de la enseñanza, sus alumnos acudieran en
masa hasta La Filmoteca para imbuirse de sus obras, de su estilo, de su mirada
única sobre unos personajes y la sociedad que los rodea en cada caso. Como lo
viene haciendo en su seguimiento de la programación del Rialto en Turia, Laura Pérez les irá señalando
puntual y acertadamente los principales hitos de la retrospectiva de don Luis.
Por mi parte, solo deseo subrayar la dimensión de una muestra ejemplar que avalaría
el prestigio de cualquier Cinemateca mundial.
La mítica y perturbadora imagen de "Un perro andaluz"
(Publicado en "Turia" de Valencia, marzo de 2021).
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