Nunca me gustaron demasiado las
metáforas marinas, porque el franquismo uso y abusó de ellas, posiblemente por
influencia de la presunta “poesía” falangista y del mismísimo almirante Carrero
Blanco. Pero hoy me vale la que figura como título de este artículo para
resumir el papel que creo que deben desempeñar los Festivales de cine españoles.
Sí, porque considero que ha llegado su hora, su momento decisivo para
orientarnos en el proceloso mar de la pandemia en que todavía nos hallamos.
Tienen la capacidad de señalarnos hacia dónde se mueve la realidad
cinematográfica de nuestro país desde una visión global, sin intereses
sectoriales, sino sabiendo cuanto se está dilucidando ahora mismo en el mundo
audiovisual.
Interior del Kursaal 1, durante una sesión del Festival de Cine de San Sebastián
Me he referido en otras ocasiones al
papel tan positivo que desempeñaron los Festivales durante la profunda crisis
cinematográfica de la década de los 80, cuando la aparición del vídeo doméstico
y la creciente penetración de las televisiones parecían arramblar con las salas
y todo su entorno. Los Festivales supieron entonces mantener el “fuego sagrado”
de la exhibición de las películas, de su sentido público y social, de su poderío
para volver a atraer a los espectadores. Gracias a sus iniciativas, a dotar,
por ejemplo, a su programación de carácter de acontecimiento, lograron que no
se rompiera la cadena de fidelidades a la gran pantalla.
Esta es la función que también reclamo a
los Festivales de 2021, sobre todo a los de mayor peso específico y mejor
desempeño. Los dirigen habitualmente personas competentes, que conocen bien su
profesión y están informados con detalle de los caminos por los que transita el
cine contemporáneo. Y que, como señalaba, son capaces de mirar por encima de
intereses concretos que, por legítimos que sean, siempre resultan distorsionantes.
Pueden, por tanto, marcar el rumbo de por dónde van a ir el presente y el
futuro, y adecuarse o adelantarse a uno u otro mediante sus propuestas, su
imaginación y su manera de ofrecer alternativas a los obstáculos. Se han “fogueado”,
además, con la experiencia del pasado año, cuando tuvieron que emplear múltiples
recursos para sacar adelante sus certámenes, de manera presencial, virtual o
mixta, como así fue en muchas ocasiones.
(Publicado en "Turia" de Valencia, marzo de 2021).
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