Bardem, más allá del tópico

 

Se van sucediendo diversos actos que nos recuerdan a Juan Antonio Bardem en el Centenario de su nacimiento el 2 de junio de 1922. Precisamente en ese día de un siglo después se presentaba en Filmoteca Española la ficción sonora “Regreso a la Calle Mayor”, realizada por Radio Nacional sobre un guion que él no pudo llevar a la pantalla por falta de financiación y que abría una completa retrospectiva que durará hasta agosto. Al mismo tiempo, en la Academia de Cine y junto a la proyección de Muerte de un ciclista, Diego Sabanés y Jorge Castillejo analizaban la media docena de represivos informes de Censura que la película tuvo que sufrir. Y la Cineteca madrileña ofrecía el preestreno de Juan Antonio Bardem. Vitalista militante, un buen documental de Alberto Bermejo y Daniel Herranz que, sobre todo, tiene la virtud de estar “conducido” por el propio Bardem a través de las entrevistas con él que conserva el archivo de TVE. Formando parte del espacio “Imprescindibles”, la 2 lo emitió el pasado domingo 5, dos días después del programa doble televisivo con la citada Muerte de un ciclista y la imperecedera Calle Mayor en “Historia de nuestro cine”.

Todas estas celebraciones están muy bien, son justas y necesarias, y todavía vendrán algunas otras como la anunciada por el Festival de Valladolid o Cursos de Verano tipo el de Aranda de Duero, donde Bardem rodase la fundamental Nunca pasa nada. Pero me temo que no poseen la dimensión mucho más amplia que adquirieron, por ejemplo, las dedicadas el pasado año a Berlanga. El desdén hacia el cineasta madrileño por parte de las autoridades de su ciudad, tanto en el ámbito autonómico como en el municipal, ambos regidos por el PP, impiden ese mayor alcance, sin duda por la pertenencia de Bardem al Partido Comunista, algo que parece ya superado por el conjunto de la sociedad española pero no por ciertos políticos.

Militancia personal en el PCE que se repite una y otra vez en estos actos conmemorativos. No veo yo tanta insistencia cuando se habla de otros autores y su hipotética filiación a cualquier partido, pero el comunismo sigue teniendo un peso especial entre nosotros. De ahí que, por encima de cualquier otro ingrediente, deseo que el Centenario de Bardem sirva para alejarle de los tópicos que siempre han rodeado su obra y que se le analice como a cualquier otro cineasta. Que seamos, en definitiva, capaces de abordar su decisiva aportación a nuestro cine, la valentía de su temática y el estilo que se empeñó en desarrollar en sus títulos más personales, filmados con maestría técnica y expresiva.

Acompañado por su hijo Miguel y su hermana Pilar, Bardem con el Goya de Honor de 2002

A cambio de ello, se repite incesantemente su pentagrama en las Conversaciones de Salamanca, se someten sus imágenes a un filtro partidista y se le quiere convertir casi en propagandista de unas determinadas ideas. Un profundo error, porque es cierto que Bardem anhelaba ese “cine social, crítico y comprometido con su tiempo” por el que siempre luchó, pero no desde el panfleto, sino desde la gran capacidad creativa de quien –en plena ceremonia de los Goya de 2002– acabó rogando que alguien quisiera producirle una película… Se nos debería caer la cara de vergüenza.


(Publicado en "Turia" de Valencia, junio de 2022).


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