Demasiado bien hemos salido...


“Hacemos menos el amor que en una película española”, le dice una mujer (Gracita Morales) a su esposo (José Luis López Vázquez) en Mi marido y sus complejos. Pero de una película española de los años, entre 1966 y 1975, que analiza un libro abiertamente recomendable: El ‘cine de barrio’ tardofranquista. Reflejo de una sociedad, que ha publicado Biblioteca Nueva, con edición a cargo de los profesores Miguel Ángel Huerta Floriano y Ernesto Pérez Morán. El “corpus” de la obra lo componen cien fichas con el “análisis textual” de otros tantos “títulos fundamentales” de dicho periodo, completadas por varios trabajos de síntesis, dentro de los cuales destacan los dos que cierran el volumen, Tradición contra modernidad: tiempo, espacio e instituciones en el ‘cine de barrio’ y La familia, núcleo del ‘cine de barrio’, escritos por uno y otro de los profesores citados.



Dicho así, el libro podría sonar a aburrido estudio académico. Todo lo contrario. Sin olvidar el tono adecuado para una investigación universitaria, su exposición resulta apasionante para saber cómo éramos, de dónde venimos y cuál fue nuestro lamentable caldo de cultivo. Valores –más bien contravalores– de la derecha más rancia, machismo y homofobia primarios, religiosidad de catecismo, perpetua continencia sexual, consideración de la mujer como puro objeto, incluso elogio de la violencia de género…, estamos ante un retrato casi insoportable de la ética y moral dominantes en la última etapa del franquismo. Bajo la apariencia pretendidamente inocua de estas “comedias celtibéricas”, se esconde la mentalidad de una sociedad enferma de represión que parecía divertirse con sus propias carencias y frustraciones.

Leyendo El ‘cine de barrio’ tardofranquista, deteniéndose en reseñas de films de nombres ya tan significativos como Cuando el cuerno suena, Zorrita Martínez, No desearás al vecino del quinto, París bien vale una moza, Lo verde empieza en los Pirineos o Aborto criminal (estas tres últimas firmadas por otro notable investigador del cine español, José Luis Sánchez Noriega), se obtiene una valiosísima aproximación sociológica a nuestro pasado. Impresiona constatar que cada una de este centenar de películas –solo las producidas por José Luis Dibildos y su “tercera vía” trataban de ser algo diferente– obtuvo más de un millón de espectadores, cuando no por encima de cuatro; es decir, que había una enorme cantidad de público que las frecuentaba y aplaudía, y no precisamente por sus aportaciones a la estética cinematográfica. Demasiado bien hemos salido…

Cabe señalar que El ‘cine de barrio’ tardofranquista, en el que echo en falta unos índices orientativos, tiene un claro precedente: El cine sexy celtibérico, escrito por José Vanaclocha y otros colaboradores dentro del volumen Cine español, cine de subgéneros, elaborado por el Equipo Cartelera Turia, que editase el inolvidable Fernando Torres en 1974. También en este terreno nuestra revista ha sido precursora.

Publicado en "Turia" de Valencia, marzo de 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario