"Caníbal", de Manuel Martín Cuenca
Bastante equilibrados se presentan los Premios Goya de este
año. Ninguna película ha logrado un altísimo número de nominaciones: la que
más, La gran familia española, tiene 11; seguida por Las brujas de Zugarramurdi, con 10, pero
no a la Mejor Película ni a la Mejor Dirección; Caníbal, con 8; 3 bodas de
más, 15 años y un día y Vivir es fácil con los ojos cerrados,
con 7, y La herida, con 6. Es el
reflejo de que ningún título ha dominado de manera evidente sobre los demás, ni
desde el punto de vista comercial ni de estima crítica. Aunque, en este
sentido, son los films de Martín Cuenca y de Fernando Franco los que han
obtenido un mayor respaldo, criterio con el que personalmente me identifico.
2013 ha sido un mal año para el cine español. Las
dificultades económicas de la producción, motivadas por la indefinición
legislativa, las dificultades crediticias y la inseguridad en un mercado
víctima de la subida gubernativa del IVA sobre las entradas, han causado básicamente
esta situación. De hecho, la cuota de mercado de nuestro cine ha bajado un 5,5%
respecto a la de 2012, situándose en un 14% muy próximo al habitual de
temporadas anteriores, aunque sin aprovechar ese casi 20% que proporcionó el
pasado año el desmesurado éxito de Lo
imposible. Pero todavía más
preocupante es que, en cuanto al conjunto de la taquilla, hayamos tenido el
peor resultado de la última década, con 508 millones de euros de recaudación
global (de ellos, solo 71 para el cine español, un descenso de casi 50 millones
respecto a 2012), y sin ninguna película nacional entre las diez primeras.
Ya hemos dicho en otras ocasiones que una cinematografía no
debe juzgarse únicamente por cifras como estas, y de ahí la satisfacción de ver
a títulos arriesgados y considerados “difíciles”, como Caníbal o La herida (o Stockholm, ejemplo de película de muy bajo
presupuesto, con 3 nominaciones), en lo más alto de la selección. Pero también
seguimos defendiendo la idea de que el cine es un arte popular, que necesita de
la presencia y del calor de los espectadores, sin encerrarse en guetos quizá
muy autosatisfactorios pero privados del contacto con un público numeroso.
Poniéndonos positivos, hay que felicitar a mi compañero de
página Diego Galán por la nominación a su documental de montaje Con la pata quebrada, que se enfrenta a
tres rivales potentes –cada uno en su estilo– como Guadalquivir, Las maestras
de la República y Món petit. Así
como destacar la selección para los Goya de dos cortometrajes valencianos: Vía Tango, de animación, y Lucas, de imagen real. Y ya puestos a
felicitar, hagámoslo con nuestra querida compañera en Turia Carmen Amoraga por su triunfo en el Premio Nadal de Novela
con “La vida era eso”. También para el cine español 2013 fue “eso”, entre los
problemas del año y las ilusiones de los Goya.
"La herida", de Fernando Franco
(Publicado en "Turia" de Valencia, enero de 2014).
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