Núria Prims, la viuda negra


Núria Prims, como la Carlana de "Incerta glòria", de Agustí Villaronga

Impresiona verla, erguida como una estatua trágica, junto a los muros de su mansión, dominando el panorama de un pequeño pueblo del Bajo Aragón. Estamos en la retaguardia del frente, durante la Guerra Civil, pero en unos momentos de tensa calma, de espera indefinida hasta que las armas vuelvan a sonar. A ella la llaman la Carlana y a sus vecinos los considera sus súbditos esta mujer que ha sufrido en carne propia la barbarie bélica y que ahora se yergue en una mezcla de deseo de venganza y de sojuzgamiento. Nada le hará detenerse en sus pretensiones, mezclando el temor y la seducción hacia quienes se sienten indefensos ante su extraño poderío. Los que dimanan de la protagonista femenina de Incerta glòria, la magnífica película de Agustí Villaronga que adapta la obra homónima de Joan Sales, considerada por muchos “la gran novela catalana del siglo XX”.

La Carlana es a nuestros ojos Núria Prims, que ha sabido dotar a esta “viuda negra”, cuya figura nos retrotrae a la Bernarda Alba lorquiana, de un magnetismo inolvidable, de una fuerza casi telúrica sobre la que se articula el film. Aquella misma Núria Prims que a los trece años se sintió incapaz de comunicar convincentemente las palabras del propio Lorca ante un público de su barrio barcelonés de Sant Andreu, asume hoy en plenitud los rasgos de un personaje donde el drama aparece por todos sus resquicios. “La Carlana es una mujer muy apegada a la tierra, como un ave rapaz. De cintura para arriba es una araña y de cintura para abajo, un águila. Pero no es mala. Si no has recibido amor, tampoco sabes darlo”, definió con exactitud la actriz a su personaje en el diario “Ara.cat”, para cerrar sus palabras con la convicción de que “todos llevamos una Carlana dentro”.

Núria Prims

Le habíamos perdido un tanto la pista a esta excelente actriz catalana, que debutase en cine con Historias del Kronen, de Montxo Armendáriz, en 1995, y que luego trabajaría con otros notables directores como Joaquim Jordà (Un cos al bosc), Maria Ripoll (el episodio L’oïda de El domini dels sentits), Fernando Colomo (Los años bárbaros), Lorenzo Soler (Saïd), Juan Luis Iborra (Tiempos de azúcar), Joaquín Oristrell (Inconscientes) o Carles Torras (Trash). Aunque la popularidad de Núria Prims en su tierra le vino desde la pequeña pantalla, con la Mariona Montsolís de la larguísima serie Nissaga de poder, iniciada en 1996, y ya en toda España con la doctora del servicio de urgencias Leyre Durán de Hospital Central, a la que interpretó muy convincentemente durante varias temporadas.

Pero después de 2010, se hizo el silencio… Con su hijo Nour (luz, en árabe), todavía un crío y hoy adolescente, Núria Prims dejó la profesión en busca de tranquilidad, de la naturaleza y de otro tipo de vida menos estresante, lo que encontró en Menorca, su lugar de residencia durante estos últimos años. Una decisión personal perfectamente respetable, e incluso lógica para quien es Libra –necesitada, por tanto, de equilibrio y armonía–, la de este “retiro” provisional. Un aislamiento (nunca mejor dicho) del que le sacaría, por fortuna para sus muchos admiradores, Agustí Villlaronga, como también después Marc Recha en su todavía no estrenada La vida lliure, con la “ventaja” para ella en este caso de filmarse en la propia Menorca.

Posee Núria Prims dos características básicas de toda actriz importante: unos ojos profundos que traspasan con su mirada y unas manos capaces de agarrarse como garfios a sus personajes, a los que siempre dota de una enorme intensidad. Confiesa que le resultaron muy complicadas de rodar las escenas de la seducción manipuladora ejercida por su Carlana de Incerta glòria. Nadie lo diría… Porque, al igual que el ingenuo oficial republicano Lluís, el espectador más frío cae rendido a una atracción erótica en absoluto superficial, sino que nos reclama desde las simas de una conciencia trágica a la que difícilmente podríamos sustraernos. Ahí radica esa fuerza tan especial de la que se muestra capaz Núria Prims en el gran papel de su vida.

(Publicado en el Extra de "Turia" de Valencia, dedicado a la XXVI edición de sus Premios anuales, julio de 2017).

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