Son importantes las Conclusiones del Foro Valenciano del
Audiovisual, que se celebró en la Ciudad de la Luz a comienzos del pasado mes
de octubre, pero cuyo documento final solo se ha dado a conocer hace unos días.
Y son importantes no solo para el ámbito valenciano, que es el protagonista,
sino para el conjunto del audiovisual español. Porque abordan una problemática
absolutamente viva (en buena parte, por desgracia) para el presente y el futuro
de nuestro cine.
No pretendo resumir un texto de 17 páginas, que resume las
aportaciones de más de 130 profesionales de dentro y fuera de la Comunidad, en
esta breve sección. Ni tampoco adentrarme en la situación del audiovisual
valenciano, en una nueva etapa tras el ya próximo funcionamiento de la
televisión autonómica Àpunt, y que otros conocen mejor que yo. Me limitaré a
ciertos aspectos relevantes de carácter general.
El primero, y aunque se advierte de que el cine español “ha padecido tradicionalmente un menosprecio
o minusvaloración y existe un estereotipo que es que los cineastas viven de las
subvenciones públicas”, se refiere de manera inevitable a la urgente
necesidad de que nuestro cine reciba un mayor apoyo económico desde las
instituciones estatales y autonómicas. Y ello, a su vez, únicamente será
posible si el ICAA y el Institut Valencià de Cultura disponen de unas dotaciones
adecuadas a tal fin. Tanto las Ayudas generales del primero, muy lastradas por
el hecho de tener también que responder hasta 2018 a las antiguas de
Amortización, y las selectivas con un escaso fondo de 7 millones de euros, así como
las que gestiona el segundo y que se limitan en la actualidad a 5 millones,
resultan insuficientes para las necesidades del sector. Sobre todo, porque
además de las 25 o 30 películas “industriales”
al año, “sería necesario –afirma el
documento– apoyar más al cine de autor,
las miradas particulares, el cine cultural (…) Corremos el peligro de perder las miradas del cine independiente”.
Pero no todo es cuestión de dinero. El panorama audiovisual
está cambiando de forma vertiginosa, como testimonia la aparición y desarrollo
de las plataformas digitales en nuestro país, lo que determina una variación
sustancial en la producción, la distribución y la exhibición. A este nuevo
fenómeno dedican varios párrafos las Conclusiones, igual que a los métodos
educativos y culturales para evitar que “la
audiencia del cine español esté solo en torno al 20%, lo que quiere decir que
hay un 80% que elige otro tipo de cine, fundamentalmente norteamericano”; o
que sea imprescindible un mayor porcentaje femenino para equilibrar una
realidad hoy tan desigual.
Se reclama, finalmente, un Pacto de Estado o un Pacto Social
por el Cine Español, con el compromiso de dar continuidad a una verdadera
política audiovisual. Pero lean íntegro el documento, hace de verdad
reflexionar.
(Publicado en "Turia" de Valencia, diciembre de 2017).
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