Se reunían los distribuidores independientes en Valladolid,
dentro del marco del Festival, para debatir públicamente sobre su problemática
actual y los retos que se les presentan en el futuro. Y también lo hacían, ya
de manera privada, con exhibidores y operadores televisivos. De estas Jornadas
sobre la Distribución independiente (es decir, aquellas compañías que no son
multinacionales norteamericanas ni pertenecen a un grupo de comunicación),
nacieron unas Conclusiones de 20 puntos que pueden resultar muy valiosas para el
conocimiento y la comprensión del sector.
Participantes en la primera Mesa Redonda de las Jornadas, en la arcada del Teatro Calderón
Ante la imposibilidad de reproducirlas en su integridad, que
–para los interesados– figuran en la página “web” de la Semana de Valladolid y en este mismo "blog", sí vale la pena referirse a alguna de ellas. En especial, la que establece que “el panorama que se ofrece a la distribución
independiente se ve abocado a una situación paradójica: mientras a la
tradicional exhibición en salas se han sumado nuevos canales de comunicación
con el espectador, como las televisiones de pago y las plataformas digitales,
cada vez resulta más dificultosa la amortización de los títulos adquiridos en
los mercados internacionales, que demandan progresivamente precios más
elevados”.
Dicho en plata, que cada vez resulta más difícil la
supervivencia para esa distribución independiente, que ocupa entre un 20 y un
25% del mercado y que aporta a la cartelera una diversidad y una riqueza
culturales sin las que se reduciría a los muy repetitivos “blockbusters” de
Hollywood. Con una asistencia a salas en descenso por la sensible pérdida del
público de un par de generaciones, con un vídeo en horas bajas, con unas
televisiones públicas que se resisten a adquirir las películas de sus catálogos
y unas privadas que casi no lo hacen en absoluto porque consideran que sus
títulos no atraen al tipo de espectadores que las siguen, con una difusión por
internet que todavía no aporta lo que debiera a consecuencia sobre todo de la
piratería (solo muy recientemente la plataforma Filmin, por ejemplo, ha dejado
de tener números rojos), los motivos de esa “situación
paradójica” de la distribución independiente quedan bastante claros. De
hecho, sin las Ayudas europeas del Programa MEDIA y del ICAA en nuestro país, el
mantenimiento de quienes suelen traer los films que triunfan en Cannes, Venecia
o Berlín, que suministran el “maná” para los buenos cinéfilos, que aportan la grandeza
de la versión original, sería literalmente imposible.
En el transcurso de la Mesa Redonda inicial
Como todo bien escaso, hay que proteger y apoyar a esta
parcela decisiva de nuestro cine, sin la que –además– solo se distribuiría la
quincena de películas españolas de mayor tirón comercial que suele quedar cada
año en manos de las multinacionales. El resto, hasta el centenar de títulos que
se están produciendo, aparte de los documentales, se vería al pairo más
desolador. ¿Es eso lo que queremos?
(Publicado en "Turia" de Valencia, noviembre de 2017).
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