De repente, una cifra inesperada restalló ante miles de
asombrados ojos: una película desconocida había logrado la cantidad de 5.582
euros por copia, siete veces más de lo obtenido por Godzilla vs. Kong, casi diez veces por encima de Tom & Jerry y más de cinco respecto
al estreno de Otra ronda (que
ocupaban los tres primeros lugares de ese fin de semana en recaudación). Aunque
solo se proyectaba en seis cines, tres en Madrid y uno en Barcelona, Sevilla y
Toledo, eran números reservados a los “blockbusters” de Hollywood, todavía más
insólitos en estos tiempos de pandemia. El título era Vivo, pero no, no se trataba del film
coreano de zombies con el mismo nombre, sino de ¡un documental español!
¿Esas cifras de Vivo
serían el efecto de una única semana peculiar? Pues no, en los siguientes findes
siguió recaudando 2.097, 1.889 y 1.067 euros por copia, al bajar la proporción
por haber ido incrementando su número de pantallas hasta las 27, ya diseminadas
por buena parte del territorio español. Todo un ejemplo de éxito para el
largometraje distribuido por Bosco Films, nombre significativo, que sin duda
había llegado a las conciencias de sus espectadores. Merecía la pena indagar un
poco en datos tan sorprendentes.
La solución me la fueron dando conocidos y familiares de Misa
dominical, que de todo tiene uno entre sus amistades. Vivo había sido recomendada calurosamente desde muchos púlpitos, motivando
a los feligreses para que fuesen a verla por lo que contenía de mensaje
esperanzador y muy convincente para la mayoría de ellos. Lo que surtió un
efecto inmediato entre los fieles, ya que parece que muchos habían perdido el sentido
de sus vidas y buscaban reencontrarlo gracias a aquellas imágenes benéficas.
A lo largo de las décadas, la Iglesia católica pasó de
condenar el cine como un instrumento del diablo para la perdición de las almas,
a tratar de controlarlo mediante su decisiva participación en comités de
censura y establecer calificaciones morales de las que siempre quedarán en el
recuerdo el 3R (Mayores con reparos) y el 4 (Gravemente peligrosa), buscar el “film
ideal”, financiar grandes producciones bíblicas y, ahora, convertirse en
agentes de “marketing” desde los púlpitos. Toda una evolución digna de estudio.
(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2021).
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