Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Albert Rivera, en la Gala de los Goya
A la vista de los muchos políticos presentes, Dani Rovira
propuso en la Gala de los Goya que esa misma noche se intentara llevar a cabo un Pacto que,
como los de la Moncloa o el de Toledo, llevase el nombre de la ceremonia anual
del cine español. Para ello, “aseguró” que la Academia había reservado una sala
donde, además de los reunidos en persona, habría “una pantalla de plasma”, en alusión a la peculiar manera en que
Rajoy ofreció –previamente al periodo electoral– algunas comparecencias ante la
Prensa. Fue el momento más acertado del presentador, junto a aquel en que
aseguró que “si no rebajan el IVA de los
yates, a mí no me importa: no tengo yate. Lo mismo le pasa a Montoro con el IVA
de la cultura”…
Siempre ha habido políticos en la gala de los Goya, incluso
Reyes, Príncipes y Presidentes del Gobierno, aunque hace dos años el Ministro
del ramo, Wert, se permitió el desprecio de ni siquiera acudir. Lo que sucede
es que este año “se les notaba más”, dada la situación que está viviendo el
país. Viéndoles charlar animadamente en el “hall” del auditorio, o sentaditos
uno al lado del otro, parecía que lo del pacto no era tan difícil. Pero,
evidentemente, no hablaban de sus diferencias ideológicas o sus dificultades
para llegar a acuerdos. Aunque sí deberían haber sentado las bases para un
Pacto, si no de Gobierno, sí sobre la necesidad de defender, promover y
potenciar la Cultura, ausente –como se les dijo desde el escenario– en sus
propuestas.
Efectivamente, varias voces lo reclamaron, desde la de
Antonio Resines a la de Ricardo Darín o la del propio Rovira. No parece tan
difícil, como lo demuestran otras naciones cercanas, con Francia a la cabeza.
Llegar así, por encima de vicisitudes partidistas, a un Pacto de Estado sobre
la Cultura (incluido el Cine), que comprendiera hasta qué punto es decisivo
como realce del patrimonio de un país, señal de identidad del mismo y capacidad
de proyección en el exterior. Ojalá lo entendieran los dirigentes políticos que
asistían el sábado pasado a la ceremonia de entrega de los premios. Pero no
solo para citarlo con tan bellas como vacuas palabras, según acostumbran, sino
para llevarlo a efecto más pronto que tarde.
Ese Pacto por la Cultura sería el mejor resultado de los Goya
de este año, por encima de que unas películas hayan sido premiadas y otras no.
Lo han sido quizá más que nunca, diez entre los largometrajes españoles de
ficción, aunque la clara vencedora haya sido Truman. “Resistiré”, se
cantó en el inolvidable número de apertura de la edición anterior. Y el cine
español ha resistido, pese a las múltiples piedras en el camino colocadas desde
las instancias oficiales. Falta ahora un paso más, que esos políticos que tanto
sonreían en la gala (no como la mujer del Ministro…) tienen ahora que dar.
(Publicado en "Turia" de Valencia, febrero de 2016).
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