Un Rajoy indudablemente beodo en el balcón de la sede del PP
Les confieso que había pensado titular este artículo como
“¡Felices terceras elecciones!”, pero los resultados del domingo pasado no
parece que las vayan a hacer necesarias. No por lo que usted y yo hubiéramos
querido, sino por esos 14 escaños de más que ha logrado el PP, capaz incluso de
imponerse en la Comunidad Valenciana, con 75.000 votos adicionales que le hacen
subir 4 puntos en su porcentaje global (35’4%) y le otorgan 13 parlamentarios, 2
más de los que tenían. La corrupción, está visto, no se traduce en el castigo
de los ciudadanos, afirmación que vale para el Partido Popular en toda España.
Ahora le queda al PSOE la “papeleta” de abstenerse u oponerse en la sesión de
investidura de Rajoy, lo que sin duda va a provocar serios desgarros entre los
socialistas.
No ha sido una buena semana, entre la victoria del “Brexit”,
la ganancia del PP e incluso, poniéndose frívolos, la eliminación de España en
la Eurocopa (aunque ello evite una confrontación con Alemania que habría
coincidido con la Gala de los Premios Turia; de algo hay que alegrarse). Corren
malos vientos por el mundo, de recelos, de miedos, de insolidaridad y
nacionalismo obtuso, que nos pueden llevar por caminos muy lamentables. Solo
falta que Donald Trump gane en Estados Unidos y Marine Le Pen en Francia para
que este planeta se convierta en invivible. Más que nunca, urge una
reactivación de la izquierda con la que mantener alguna esperanza.
Íñigo Méndez de Vigo, ministro de Educación, Cultura y Deporte
Claro que, desde el Gobierno en funciones y elecciones
aparte, ya se ha encontrado la solución mágica: la tapa. No es una broma, como
muchos creyeron al conocer la noticia. Con todas las de la ley, el señor
ministro de Educación, Cultura y Deporte, don Íñigo Méndez de Vigo, ha
planteado oficialmente la consideración de la tapa como Patrimonio Cultural
Inmaterial (?) Español como paso previo a solicitar a la Unesco su inclusión
mundial como Patrimonio de la Humanidad. El argumento resulta contundente: “Si algo nos une a los españoles, es la
tortilla de patatas, las croquetas, la ensaladilla rusa y las patatas bravas”,
ha proclamado el ministro (insisto en que no es una broma; pueden comprobarlo
en la página “web” del Ministerio, mecd.gob.es). Déjense ustedes de Constitución,
de identidad como país, de historia o de cultura; en esta tierra de sol, playa,
vacaciones y chiringuito, lo que importa es la barra del bar donde pueden
encontrarse tales placeres. Asegura también Méndez de Vigo que “es necesario proteger la tapa para ponerla
en valor”, como si fuera el medio ambiente o un espacio en peligro,
utilizando además el galicismo “poner en
valor”, lo que resulta impropio de todo un responsable de la educación (y,
por tanto, del lenguaje) de los ciudadanos.
Así estamos, a la espera –seguramente infructuosa– de que
lleguen tiempos mejores. Que nos hagan olvidar, al menos, días tan nefastos
como estos últimos que hemos vivido, incluyendo el terrible atentado de
Estambul.
(Publicado en "Turia" de Valencia, junio de 2016).
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