Es una institución que a todos nos incumbe, porque es la depositaria
del patrimonio cinematográfico de nuestro país. Y la Filmoteca Española está
pasando por un mal momento, sin la dotación presupuestaria necesaria, sin los
recursos humanos que precisa su decisiva labor, sin el apoyo imprescindible por
parte de los poderes públicos y de la propia industria del cine. Parece que no importa
demasiado que dicho patrimonio se conserve, se restaure y se difunda, finalidades
–sobre todo, la primera de ellas– de dicho centro. Los problemas vienen de
atrás, pero es ahora cuando han estallado de forma conjunta. Vale la pena
repasarlos de manera sintética.
Cine Doré, en Madrid, sede de las proyecciones de Filmoteca Española
En primer lugar, su propia configuración administrativa.
Filmoteca Española es una Subdirección General del ICAA, organismo autónomo
vinculado en la actualidad a la Secretaría de Estado de Cultura. Es decir, no
posee una estructura propia, como sí la detentan el Museo del Prado, el Reina
Sofía o la Biblioteca Nacional, que cumplen similares funciones a la suya en
otros ámbitos de nuestra cultura. Sería deseable que tal autonomía, al dotarla
del rango preciso, fuese un hecho, aunque también es verdad que seguiría
dependiendo de la voluntad del Ministerio de Hacienda a la hora de elaborar los
Presupuestos Generales del Estado. Y el Gobierno del PP no ha sido ni es
precisamente sensible a las necesidades del mundo del cine…
En segundo lugar, unido al anterior, está la cuestión
económica. Filmoteca Española dispone de un presupuesto muy inferior al que
debería y del que gozan otras entidades similares en el contexto europeo. Es la
“cenicienta pobre” de los ya menguados dineros del ICAA, destinados básicamente
al Fondo de Protección a la Cinematografía y, en concreto, a la producción. En
mi etapa como director general del Instituto, aumentamos un 50% ese presupuesto:
de 4 millones a 6 millones de euros anuales, cantidad que ha ido decreciendo
con el paso del tiempo y que resultaba y resulta totalmente insuficiente para
sus importantes objetivos.
Centro de Conservación y Restauración de Fondos Fílmicos, en Pozuelo (Madrid)
En tercer lugar, por supuesto condicionado por los
anteriores, la inexistencia del personal suficiente para atender las
necesidades de la institución. Se han producido numerosas bajas por jubilación,
que no han sido repuestas; se han extinguido contratos de servicios, que no se
han renovado. En esas condiciones, el magnífico equipo profesional de la
Filmoteca se ha visto disminuido y obligado a multiplicar su trabajo. Mientras
que el Centro de Conservación y Restauración de Fondos Fílmicos de Filmoteca
Española, situado en la madrileña Ciudad de la Imagen y en el que tanto
esfuerzo y esperanzas pusimos todos, no puede desempeñar como debiera sus
funciones por carencia de recursos humanos y económicos.
Así las cosas, todo mezclado, se ha llegado a la situación
actual. Que hay que resolver urgentemente en bien del pasado y del presente del
cine español.
(Publicado en "Turia" de Valencia, diciembre de 2016).
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