El cine de una televisión pública


Cuando la televisión se populariza en España durante la década de los 70, surge enseguida la reclamación de que ayude a producir cine. Dado que la pequeña pantalla llena de películas su programación, se argumenta que lo lógico es que intervenga para que los films sean posibles. Empieza a hablarse de la “imprescindible colaboración entre la televisión y el cine”, de que “ambos medios se necesitan para vivir mejor” o de que, en definitiva, “participan de algo tan definitorio como un mismo lenguaje audiovisual”.

Será todavía el Gobierno de UCD el que lance el famoso “Plan de los 1.300 millones” (de pesetas, claro), según el cual Televisión Española canalizaba ese dinero para una serie de proyectos que debían, como característica básica, estar basados en importantes obras de nuestra literatura. A partir de las cuales, nacerían películas para exhibición en salas y series para ser emitidas por la única cadena entonces existente. A este grupo pertenecen títulos muy destacados, como La colmena, de Mario Camus, o La Plaza del Diamante, de Francesc Betriu. Era una forma de unir esfuerzos entre la televisión pública y la industria privada, ya que los productores percibían como “beneficio industrial” un 15% del presupuesto establecido para el film. Se conseguía de esa manera la “colaboración imprescindible” reclamada y la popularización de una serie de obras literarias cuyos espectadores en muchos casos no las conocían, dado el déficit lector de la sociedad española.
Han pasado muchos años desde entonces y otras fórmulas han venido a suceder al “Plan de los 1.300 millones”. Sobre todo, desde la etapa de Pilar Miró al frente del ICAA y de Televisión Española, mediante la adquisición de los llamados “derechos de antena”: aquellos que “compra” una cadena para asegurarse de que unas determinadas películas van a ser emitidas por ella, y no por otro canal, lo que –durante muchos años, hasta la desaparición de la publicidad en TVE– se compensaba con los anuncios que dicha emisión procuraba. Un buen método, que deja con libertad a ambas partes para decidir sus contenidos y que ha pervivido hasta la actualidad, convertido en factor fundamental para la financiación de una película en nuestro país.

De la valía de la formula da idea el que, por ejemplo, en los últimas temporadas Televisión Española ha respaldado la creación de entre treinta y cuarenta títulos de ficción al año, englobando todo tipo de géneros y estilos, aunque con mayor inclinación que las emisoras privadas hacia las “óperas primas”, los films dirigidos por mujeres y las producciones autonómicas, lógico resultado de sus obligaciones y compromisos como ente público, entre los que figura por ley destinar un 6% de sus ingresos a esta labor. El departamento correspondiente, comandado en la etapa más reciente por Fernando López Puig, lanza dos convocatorias anuales, a las que acuden buena parte de los proyectos existentes en cada momento.

Por ello, no se concibe actualmente nuestro cine sin esta política por parte de Televisión Española, que se extiende a los espacios donde las películas previamente adquiridas se emiten, como “Versión española”, además de traducirse en frecuentes “spots” de promoción, terreno en el que –hay que reconocerlo- las cadenas privadas suelen ser más insistentes y eficaces. Pese a lo cual, un film como Campeones, respaldado por TVE, ha arrasado en la taquilla el pasado año o una productora como El Deseo siempre apuesta por el ente público a la hora de poner en pie los films de Pedro Almodóvar.

Otros títulos que recientemente han contado también con su apoyo han sido Petra, El autor, Quién te cantará, Entre dos aguas (Concha de Oro en San Sebastián), Viaje al cuarto de una madre, Buñuel en el laberinto de las tortugas, Apuntes para una película de atracos, La llamada, Verónica, Isla bonita, La enfermedad del domingo, El fotógrafo de Mauthausen, La banda, la coproducción con Chile Una mujer fantástica (ganadora del Oscar) o Estiu 1993 y Els dies que vindran, vencedoras ambas del Festival de Málaga. Una lista más que valiosa y que viene a confirmar la imprescindible tarea de la televisión pública respecto a una cinematografía nacional.

(Publicado en el Extra XXVIII Premis Turia de "Turia" de Valencia, julio 2019).



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