No nos hagamos ilusiones: el público no va a volver
masivamente a las salas de la noche a la mañana. Hay mucho temor a contagiarse
y a contagiar a otras personas si te agarra el virus. Es cierto que no se ha
detectado ningún caso proveniente de un cine, pero el miedo de la población a
los espacios cerrados permanece. Aunque, poco a poco, se van dando signos
crecientes de esperanza, como los éxitos comerciales de la continuación de Padre no hay más que uno o Tenet, pese a que su boca-oído ha sido
muy negativo; o los notables recibimientos a La boda de Rosa y Las niñas
tras su buen tránsito por el Festival de Málaga. El positivo funcionamiento de
este certamen, como el que se prevé que alcance San Sebastián, con todas las
medidas y más de precaución sanitaria, son también signos de esa luz al final
del túnel. Pero siempre que se vaya paso a paso, sin acelerones perjudiciales.
El peligro es que, por el camino, queden muchas salas fuera
de juego, que no puedan asumir la disminución de público, la reducción de aforo
o la menor disponibilidad de títulos con tirón para la taquilla. Aspecto este
último en que Disney ha jugado un lamentable papel, al negarse a estrenar en cines
Mulán y lanzarla exclusivamente en
su plataforma, al precio de 21,99 euros, para facilitar su expansión por todo
el mundo. Es una forma de provocar el cierre de muchas salas, sobre todo de las
que no pertenecen a grandes cadenas, capaces de proteger mucho mejor su cuenta conjunta
de resultados. Pese a todos los reclamos de solidaridad lanzados a los cuatros
vientos en el mundo audiovisual, las multinacionales norteamericanas se han
comportado con un egoísmo a prueba de bombas. Quizá tampoco habría que
extrañarse demasiado en el caso de estos templos del capitalismo…
Decía antes que el desarrollo del Festival de Málaga había
supuesto un buen paso adelante. También, dentro de él, la presentación del
libro de más de 300 páginas que se ha dedicado a Pilar Miró, subtitulado “La ternura
y la máscara”, con motivo de la elección de El perro del hortelano como “Película de Oro” de esta complicada 23
edición, una iniciativa que el certamen lleva celebrando desde hace varios
años. Coordinado por Carlos F. Heredero, en el libro hemos participado diversos
autores, que ofrecemos de la obra y la personalidad de Pilar una mirada
complementaria, diversa y estimo que enriquecedora. Y esa presentación se
efectuó de manera presencial, no virtual, con el máximo de espectadores en la
sala que las normas sanitarias permitían. Otro signo de ese lento trayecto
hacia la normalidad que estamos transitando y que algún día ha de culminar.
Pero sabiendo avanzar “a poc a poc”, esa frase tan sabiamente empleada a menudo
por las personas catalanoparlantes.
(Publicado en "Turia" de Valencia, septiembre de 2020).
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