Cuando el documental supera a la ficción


Raymond Depardon es un nombre de referencia dentro del cine documental contemporáneo. Aparte de en Cannes, se ha podido comprobar en la sección “Tiempo de Historia” de la Semana de Valladolid, donde sus películas han participado en diversas ocasiones. Fotógrafo en sus orígenes, habiendo trabajado en agencias tan prestigiosas como Dalmas, Gamma y Magnum, pasó a la imagen en movimiento a partir de 1974, iniciando una amplia labor compuesta por una veintena de largometrajes, algunos de ellos de ficción. En el periodo más reciente de su filmografía, con producción de su mujer, Claudine Nougaret, el estilo de Depardon ha ido evolucionando desde el reportaje en directo hasta reflejar las situaciones mediante primeros planos de sus personajes reales, a quienes graba con dos o tres cámaras, según sea preciso. Así lo hace en la impresionante ’12 jours’, que se ha presentado fuera de concurso, como el resto de documentales que figuran en la Selección Oficial, sin una “etiqueta” que los caracterice explícitamente.

"12 jours", de Raymond Depardon

Esos doce días a los que se refiere el título son el máximo que –en Francia– puede pasar un enfermo psiquiátrico llevado a un centro contra su voluntad, antes de que un juez dictamine que el procedimiento médico se ajusta a lo establecido y decida si el paciente debe continuar, o no, internado. Setenta y dos audiencias de tales características han sido registradas por Depardon, entre las que ha elegido diez casos, revisados por los cuatro jueces que actúan en un hospital de Lyon. Y el resultado es este ’12 días’, que se sitúa bajo una frase de Michel Foucault según la cual “Del hombre al verdadero hombre, el camino pasa por el loco”…, y conmueve intensamente por los enormes conflictos personales que sentimos en palabras y rostros.

Ante testimonios así, no podemos evitar una pregunta fundamental: ¿es éticamente lícito filmar el sufrimiento de los demás para que otros lo contemplemos? ¿Ello no nos convierte en unos “voyeurs” de muy dolorosos comportamientos humanos? La cuestión surge ante buena parte del cine documental de nuestros días, aunque se ruede con el consentimiento de los afectados, y merece una detenida reflexión sobre nuestros hábitos de espectadores. Reflexión que debería haber llevado a Claude Lanzmann (el autor de una obra magna como ‘Shoah’) a no querer recordar con sumo detalle, a sus más de noventa años, una historia amorosa que vivió con una enfermera norcoreana en 1958, que cuenta ante la cámara de ‘Napalm’ con motivo de una reciente visita al país dictatorial, donde solo le dejan filmar lo que quieren sus censores. Un error en la trayectoria de Lanzman, posiblemente debido a su muy avanzada edad.

Ya en el terreno de la ficción pero con base real, también es de carácter ético el principal reproche que cabe hacer a ‘De la nada’, del alemán de raíces turcas Fatih Akin, que parece defender la Ley del Talión al abordar un atentado terrorista: el que sufre el marido y el hijo de Katia (Diane Kruger) por parte de un grupo neonazi. Comprensible desde un punto de vista de un ser humano herido en lo más hondo, la venganza de ella ante el asesinato de su familia habría necesitado de un planteamiento más riguroso y acorde con la confianza en la Justicia que la que Akin demuestra a la hora de hablar de tan espinoso tema.

"L'amant double", de François Ozon

Junto a ‘De la nada’ en la Competición oficial, ‘L’amant double’, de François Ozon, venía destinado a ser el ‘hit erótico’ de Cannes 2007. No es para tanto el nuevo título del director de ‘Frantz’ (su anterior y estupendo film), en cuya prolífica carrera influye de manera decisiva la calidad del guion que lleva a la pantalla. Aquí se refiere a la esquizofrenia de una mujer joven que cree encontrar al hermano gemelo de su pareja, al que su imaginación convierte también en furibundo amante; de ahí lo del ‘amante doble’. En el cine de Ozon casi siempre hay algo turbio y de transgresión moral, envuelto en una pulcritud muy burguesa, pero en este caso no supera esas intenciones previas. Desde una perspectiva masculina, David Cronenberg lo hizo mucho mejor casi treinta años antes en ‘Inseparables’.

(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 27 de mayo de 2017).



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