Isabelle Huppert brilla en "Elle"


Tarde, ya en la madrugada, las gaviotas llegan a las calles de Cannes. Van buscando los restos de comida que han quedado en las terrazas de bares y restaurantes. Parecen especialmente numerosas si hay noche de luna llena, como ha sucedido esta semana. Y cuando se acerca el amanecer, regresan a sus orillas, a sus vuelos y a las olas que las acogen. Lo mismo que esos más de treinta mil participantes en las diversas actividades del Festival, de esos cuatro mil quinientos periodistas acreditados que ya están volviendo a sus casas, a sus trabajos. Cannes empieza a descansar.

"Elle", de Paul Verhoeven

Como casi despedida, la sorpresa de encontrarnos con una película de Paul Verhoeven, ‘Elle’, muy diferente a sus famosísimas ‘Robocop’ e ‘Instinto básico’, y en la que Isabelle Huppert brilla con luz propia. Todavía se recuerda aquí su fulgurante aparición en ‘La dentellière’, que la hizo famosa de la noche a la mañana. Casi cuarenta años después y con una carrera de enorme valía y llena de premios (dos veces ha ganado aquí el de Mejor Actriz, por ‘Violette Nozière’, de Chabrol, y ‘La pianista’, de Haneke; puede que ahora le llegue el tercer galardón), sigue asombrando por su calidad interpretativa. Pese a que ya sobrepase la edad que requiere la Michèle de ‘Elle’, basada en la novela ‘Oh…’, de Philippe Djian, apenas importa. Porque muy pocas actrices sabrían dar este juego de ambigüedad y cinismo, de autoritarismo, sentido del humor y provocación que requiere la película. Ella la sustenta de la primera a la última imagen, ofreciendo todo tipo de matices y sugerencias a un personaje de conducta más que discutible. Me interesa mucho constatar la visión femenina que haya sobre ‘Elle’: por un lado, tenemos a una protagonista fuerte, con personalidad propia y capacidad de decisión en las diversas facetas de su vida y en la de los demás. Pero, por otro, se da como válida la transformación de una violación en una relación sadomasoquista asumida y hasta deseada por la mujer… Hay mucho que discutir sobre la mirada que sobre estos temas lanza el renacido Verhoeven.

Con cierta lógica, ha cerrado la Competición oficial el último título que se seleccionó para ella: ‘El cliente’, de Asghar Farhadi, bien conocido de los aficionados al cine iraní por ‘Nader y Simín, una separación’, ‘A propósito de Elly’ y la más reciente ‘El pasado’. Como en ‘Elle’, también en este caso se refleja la agresión a una mujer, por parte de un hombre mayor que ha confundido a su víctima con una antigua inquilina del apartamento al que ha tenido que trasladarse una joven pareja a causa del riesgo de derrumbe de su piso. Pareja que, además, es la protagonista del montaje de ‘Muerte de un viajante’ que están representando esos mismos días; aunque no se acaba de entender bien qué relación guarda la célebre obra de Arthur Miller con la trama central, la del marido que busca vengarse de la violencia ejercida contra su esposa, cuya distinta actitud ante el hecho provoca la crisis en el matrimonio. Estamos en un terreno de falta de concreción, de ambigüedad, de cierto misterio narrativo, habituales –salvo en la muy directa ‘Nader y Simín…”– en Farhadi, que siempre deja al espectador la última palabra sobre cuanto ha visto y oído.

Pero la jornada iraní no terminaba con ‘El viajante’, sino que se extendía en programa doble con ‘Inversión’, de Behnam Behzadi, incluida en la sección Un Certain Regard. Película modesta, en presupuesto y contenido, sobre una mujer (en este Cannes apenas ha habido hombres remarcables) que se ve impelida a marcharse al norte del país, acompañando a su madre enferma del pulmón debido a la galopante contaminación de Teherán. Su situación nos habla de la realidad global de las mujeres en Irán, sometidas a los designios de sus familias, cuando no de un sistema político-religioso que ‘Inversión’ se cuida muy mucho de no abordar explícitamente, se supone que a causa de la fortísima censura del régimen.

"Fai bei sogni", de Marco Bellocchio


Finalizaba asimismo una Quincena de Realizadores valorada generalmente como muy débil y superada por la Semana de la Crítica. Pero lo hacía como bien empezó: con la proyección de ‘Fai bei sogni’, de todo un “clásico” como Marco Bellocchio. Baste decir que, en este relato de un periodista que no ha podido superar la muerte de su madre cuando él tenía nueve años y a la que estaba extraordinariamente unido, muchas de sus imágenes, muchas de sus secuencias, superan ellas solas a buena parte de las películas que han figurado a bombo y platillo en la Sección Oficial. ¿Por qué?

(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 22 de mayo de 2016).

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