Hay que agradecer a Nicole Garcia que en un Festival que no
se distingue por su apego al cine español –excepto Almodóvar–, figure en la
Sección Oficial un apellido tan reciamente hispano como el suyo… Pero poco más
debemos agradecerle, porque su película ‘Mal de pierres’, cuyo título se
refiere a unos cálculos renales que dificultan el embarazo, se queda en mucho
menos de cuanto podría ser. Basada en la novela de éxito de la italiana Milena
Agus, esta historia de una mujer de pueblo que aspira a un gran amor, pero que
se ve forzada a casarse con un hombre al que no quiere, en la Francia rural de
los primeros años 50, habría dado origen a una excelente película en manos de
un Truffaut o del mejor Chabrol. Pero acaba convirtiéndose en literatura
barata, desprovista de la necesaria pasión y creatividad en este octavo
largometraje de Nicole Garcia, nacida en Argel con ascendencia española y
también conocida actriz. Si tres de sus films ya han sido seleccionados al
máximo nivel en Cannes, cabe preguntarse por qué tanta predilección.
"Mal de pierres", de Nicole Garcia
Pese a los plausibles esfuerzos que hace Marion Cotillard
para “hacerse” con el papel protagonista, difícilmente podemos creerla, a su
edad, como la jovencita ávida de amor y tomada por loca por su entorno que
centra buena parte de la narración, contada en “flash-back”. También se
empeñan, y bien, otros intérpretes, como el catalán Àlex Brendemühl en el papel
de obrero republicano exiliado (pensado inicialmente para Javier Cámara), quizá
el personaje más convincente de ‘Mal de pierres’. Pero el problema no está en
ellos, sino en la visión tan convencional que Nicole Garcia aporta al relato.
Con ella y con la Andrea Arnold de ‘American Honey’, la
Sección Oficial cierra el exiguo hueco dejado a las mujeres cineastas, iniciado
el día anterior con la alemana Maren Ade y su ‘Toni Erdmann’, sin duda la de
mayor valía de las tres. No quiero meterme en jardines pero, al margen de la
calidad concreta de cada uno de ellos, percibo en estos films una mirada
femenina muy distinta a si estuvieran dirigidos por colegas masculinos, una
sensibilidad especial en el tratamiento de los personajes, una peculiar forma
de abordar los conflictos, especialmente los eróticos o los paterno-filiales.
Pero dejemos el tema, imposible de abordar en profundidad dentro de una crónica
diaria.
Lo mejor que se puede decir de ‘American Honey’ es que,
teniendo la fuerte tentación de abandonar su proyección a los tres cuartos de
hora (cuando ya estamos suficientemente hartos del grupo de jóvenes de diversas
partes de Estados Unidos que se dedican a vender de puerta en puerta
suscripciones a revistas y se desplazan juntos en un microbús), hayamos seguido
viendo sus 163 minutos de duración, con cámara casi siempre en mano. Resulta
curioso que ahora, cuando los norteamericanos casi están dejando de hacer “cine
independiente”, venga una realizadora inglesa y se incline por seguir los
parámetros y el estilo de dicho cine. Andrea Arnold está bien considerada por
sus dos primeras películas, ‘Red Road’ y ‘Fish Tank’, pero sobre todo por su
versión ultranaturalista de ‘Cumbres borrascosas’, mucho más personales que
esta ‘American Honey’ un tanto de imitación.
"Neruda", de Pablo Larraín
Fuera de la Sección Oficial, quédense –es fácil de recordar– con
el título de ‘Neruda’, de Pablo Larraín, original acercamiento a un periodo de
la vida del gran poeta chileno. Concretamente, el referido a cuando fue senador
en 1948 y se vio perseguido por su política de oposición al presidente González
Videla hasta que logró exiliarse en Argentina. Pero no es, para nada, una
biografía al uso, sino que dicha etapa está narrada por el policía imaginario
que le persigue incesantemente y que interpreta Gael García Bernal. Lejos de
una aproximación hagiográfica o meramente descriptiva, el guion de Guillermo
Calderón y sexto largometraje de Larraín (con títulos anteriores tan destacados
como ‘No’ o el muy reciente ‘El club’) ofrece una visión que se ha dado en
llamar “poliédrica” o, como el propio cineasta ha dicho, ‘Neruda’ es “más una
película nerudiana que un film sobre Neruda”.
Y por si la vallisoletana “Tiempo de Historia” tiene a bien
incluirlos en su programa, apunten también dos documentales con relieve especial:
‘Exil’, donde el camboyano Rithy Panh reflexiona sobre su tema preferido, el de
la devastación personal y colectiva que supuso la dictadura de los Jemeres
Rojos; y ‘Wrong Elements’, de Jonathan Littell, fuerte denuncia de la barbarie
ejercida sobre los niños ugandeses para convertirlos en soldados.
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 16 de mayo de 2016).
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