"Happy End", de Michael Haneke
Si había una película esperada en esta edición de Cannes, era
sin duda ‘Happy End’, de Michael Haneke. No en vano: dos veces ganador de la
Palma de Oro con ‘La cinta blanca’ en 2009 y ‘Amor’ en 2012, el cineasta
austriaco figura entre el selecto grupo con este máximo galardón, y se
aventuraba que quizá fuese el primero en obtenerlo por tercera vez. Me temo que
no va a ser así, porque ‘Happy End’ ha sido recibida con frialdad en La
Croisette y no se halla al excepcional nivel de los dos films citados. Quizá
porque Haneke no logró llevar a buen puerto el proyecto por el que estuvo
luchando durante más de dos años y se decidió por este, con resultados menos
plausibles que en ocasiones anteriores.
Es ‘Happy End’ una especie de prolongación de ‘Amor’, en el
sentido de que se centra en la familia de Georges Laurent, su protagonista
masculino, al que vuelve a interpretar un Jean-Louis Trintignant en evidente
deterioro físico. También su hija Anne (Isabelle Huppert) aparecía en aquella
ocasión, aunque no el resto de un conflictivo grupo familiar ubicado en la alta
burguesía industrial de Calais. Sobre él, Haneke posa su habitual observación
distanciada e incluso cruel, excepto en ‘Amor’, lo que ahora viene acentuado
por la configuración que ofrece de Ève, la nieta del patriarca, sujeta ya a la
angustia y las dudas existenciales de su entorno.
El problema básico de ‘Happy End’ radica en que tardamos más
de veinte minutos en situarnos ante este microcosmos familiar. Todo ese
comienzo son secuencias sueltas, cuyo enlace no terminamos de entender hasta
que, después de grandes elipsis, van anudándose y adquiriendo ya un sentido
concreto. Haneke, que en Rueda de Prensa se ha negado –como es norma en él– a
hablar sobre el significado de su película, labor que deja a los espectadores,
solo ha querido resumirla en el “dossier” para los periodistas con la frase
“Todo cuanto nos rodea, el mundo, y nosotros en medio de él, ciegos”, que no
parece demasiado clarificadora… Si siempre vale la pena ver las películas dos
veces para analizarlas debidamente, la experiencia puede ser muy positiva con
‘Happy End’, porque ya sabremos desde un principio hacia donde se dirigen
tantos cabos sueltos. Pese a ellos, y a secuencias fallidas como la llegada de
un grupo de emigrantes a la boda de Anne, las imágenes de Haneke poseen siempre
una densidad y un rigor en su puesta en escena que no se dan mucho este año en
Cannes.
"El asesinato del ciervo sagrado", de Yorgos Lanthimos
Pero si hablamos de estilo glacial en su caso, en el de
Yorgos Lanthimos se aproxima demasiado al concepto de psicopatía. Solo desde
ella cabe entender ‘El asesinato del ciervo sagrado’, título enigmático que
acentúa los trazos que el realizador griego ya dibujase en ‘Canino’ o
‘Langosta’, aunque aquí casi llevándole a un cine de género de terror psicológico.
La cosa empieza fuerte, con el primer plano sostenido de una operación a
corazón abierto, envuelto en música gregoriana; continúa con la descripción de
la vida idílica de un cirujano prestigioso (Colin Farrel) con esposa no menos
modélica (Nicole Kidman) y dos hijos pequeños; hasta que llega un adolescente
que culpa al médico de la muerte de su padre y le obliga a la “compensación” de
que mate a uno de sus críos… Toda la parte final resulta inaceptable y hasta
grotesca, como culminación del desarrollo que Lanthimos ha ido engendrando sin
mayor sentido y para deleite de sus seguidores.
Ya ven que el contenido de las películas de la jornada
invitaba bastante a la depresión. Pero es que incluso ha habido una tercera a
concurso, ‘El día después’, nacida del muy prolífico director coreano Hong
Sangsoo, de quien recientemente se ha estrenado en España ‘Lo tuyo y tú’ y que
en este Cannes nos llega por partida doble, dado que ayer mismo vimos en sesión
especial ‘La cámara de Claire’. Existe la fundada sospecha de que todas sus
películas son siempre la misma, con sus incesantes charlas en plano fijo sobre
relaciones personales, disquisiciones amorosas y dificultades de pareja, y que
solo cambian de nombre para estar en cada edición del Festival… Sospecha que
‘El día después’ ratifica sobradamente.
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 23 de mayo de 2017).
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