Prometía Cannes la llegada de una “nueva generación” de
cineastas que no eran habituales en su programación. Pero a la hora de la
verdad, y cuando quedan solo pocos días del certamen, las películas más
valiosas han venido firmadas por autores consolidados: Pawel Pawlikowski, Jafar
Panahi, Hirokazu Kore-eda, Jia Zhang-Ke…, y falta por conocerse la muy esperada
El peral salvaje, de Nuri Bilge
Ceylan, cuyas tres horas largas la organización ha tenido el sadismo de incluir
como último título de la Competición Oficial. Predominio de grandes nombres, en
la mayoría de los casos muy habituales aquí, lo que en definitiva resulta
normal. Como me decía un amigo periodista, es como si un equipo de fútbol
pusiera a los suplentes en vez de a las jugadores titulares cuando se halla en disputa
la final de una competición.
"Guerra Fría", de Pawel Pawlikowski
No sé si influenciado por la –para mí– mejor película del
certamen hasta ahora, Guerra Fría,
lo cierto es que veo en las historias de amor un nexo común de varios los principales
films. De hecho, el del polaco Pawlikowski (el autor de Ida) lo es, un amor a contracorriente de los meandros de la lucha
entre el bloque capitalista y el socialista desde el final de la II Guerra
Mundial. La relación erótica a lo largo de los años entre la cantante y
bailarina de un grupo folklórico, similar a los de la Sección Femenina española,
y el músico que lo dirige, se ve totalmente condicionada por los avatares de ese
incesante periodo histórico que aparece en el título. Rodada en un espléndido
blanco y negro y con formato cuadrado, Guerra
Fría conmueve por su sobriedad y su apasionamiento, términos que en este
caso no son antitéticos.
Aunque contemplado desde una mayor distancia, también es un
amor conflictivo el que domina el comportamiento de la protagonista de Les éternels o Ash is Purest
White (que ambos títulos internacionales tiene el film), de Jia Zhang-Ke,
de quien cabe recordar Un toque de violencia y Más allá de las montañas. Su entrega al jefe de un “gang” local la
seguimos, asimismo, a través de un arco temporal entre 2001 y la actualidad, en
tres partes muy diferenciadas, a la vez que asistimos a las radicales
transformaciones de la sociedad china durante esa etapa, tema dominante en el
cineasta. Mientras que, en Un asunto de
familia, es a otro amor diferente, entre los miembros de una familia de
marginados un tanto especiales, al que dedica su mirada habitual sobre ese
núcleo doméstico el japonés Hirokazu Kore-eda, autor de Nadie sabe, De tal padre,
tal hijo o Nuestra hermana pequeña. Siempre haciendo prevalecer los vínculos
afectivos sobre los biológicos, lazos que en este caso adoptan un tono
delictivo en el tercio final de la narración.
"3 rostros", de Jafar Panahi
No está precisamente para amores Jafar Panahi, impedido de
rodar (aunque lo haga) y de salir de Irán, por lo que no ha podido acompañar a
su 3 rostros hasta Cannes. En una
clara metáfora de su situación personal, se muestra muy crítico con el
conservadurismo, la tradición y las costumbres ancestrales, que encuentra en un
perdido pueblo al que acude con una amiga actriz para conocer el paradero de
una aspirante a serlo. Y que amenaza con el suicidio a través de un vídeo, si
la hostilidad de su familia y de los vecinos de esa localidad impide su
vocación.
Dos “grandes nombres” han saltado también a la palestra en
esta semana: Jean-Luc Godard con Le
Livre d’image y Lars von Trier con The
House that Jack Built, fuera de
concurso. Del primero baste decir que, a sus 87 años y con uno de sus “collages”
ya habituales, ha convencido a los ya convencidos, lo que no es mi caso. Y del
cineasta danés, que su desasosegante y muy violento relato sobre un asesino en
serie y sus psicóticas reflexiones sobre sus crímenes, que expresa a un
personaje en “off” casi hasta el Epílogo final y que es un trasunto del poeta romano
Virgilio que le acompañará al Infierno como a Dante en “La Divina Comedia”,
merece un análisis detenido porque en absoluto se trata de una obra convencional
sobre este tipo de personajes.
"Girl", de Lukas Dhont
También, no lo oculto sino todo lo contrario, ha habido “descubrimientos”
con dos “operas primas”: el del hasta ahora solo actor norteamericano Paul Dano
en Wildlife, dentro de la Semana de
la Crítica (de esta sección paralela, como de la Quincena de Realizadores,
habla en detalle nuestra compañera Laura Pérez). Y el del belga Lukas Dhont en Girl, lo mejor del apartado Un Certain
Regard, sobre la decidida lucha de un transexual de 16 años contra su cuerpo
masculino y por su vocación de llegar a ser bailarina. Les recomiendo encarecidamente
que no se olviden de ambas películas.
(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2018).
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