El regreso del hijo pródigo: Lars von Trier


Hace siete años, en 2011, y tras la Rueda de Prensa de la magistral ‘Melancolía’, en la que hizo unos comentarios torpemente humorísticos sobre el nazismo, Lars von Trier fue declarado “persona non grata” por el Festival de Cannes. Desde entonces, ninguna de sus dos películas posteriores (‘Nymphomaniac’ 1 y 2) ni él mismo se asomaron por La Croisette, después de haber sido el cineasta danés uno de los más mimados por el certamen, en el que había participado nueve veces en competición y logrado diversos premios, sobre todo la Palma de Oro del 2000 por ‘Bailando en la oscuridad’. Ahora Cannes le ha “perdonado”, con la presentación, fuera de concurso, de ‘The House that Jack Built’, el film que hasta el momento ha despertado mayor expectación en el Festival.

"The House that Jack Built", de Lars von Trier

No se trata, precisamente, de una película sencilla de abordar en unas cuantas líneas. Porque esta historia de asesino en serie durante los años 70 en Estados Unidos (aunque rodada totalmente en Europa) no es para nada, y como cabía esperar de su autor, una obra de las muchas existentes sobre este tipo de criminales, sino bastante compleja y llena de meandros narrativos. Lo primero que hay que decir es que, en muchos momentos de su desarrollo de dos horas y media, resulta difícil de soportar por sus niveles de violencia, por la profunda psicopatía de un protagonista que mata mujeres y niños por el simple placer de hacerlo. Pero el film va más lejos, mediante el diálogo en “off” que su protagonista mantiene con un personaje que se mantiene oculto, Verge, y que cabe identificar con el poeta romano Virgilio. A través de sus interlocuciones con él, oímos la fallida aspiración de Jack por construirse esa casa a la que hace referencia el título (alusión también a una famosa canción de cuna británica) y toda una serie de dementes reflexiones sobre los asesinatos que ha ido cometiendo, que asimila a obras de arte, y que en un determinado momento él cifra provisionalmente en 61.

Entre el rechazo y un cierto interés quizá malsano, que incluso Von Trier adereza con negro sentido del humor, llegamos al Epílogo de ‘The House that Jack Built’: la bajada al Infierno, en un estilo visual totalmente distinto, donde ya Verge es claramente el Virgilio que guiaba por allí a Dante en ‘La Divina Comedia’. Ese infierno al que Jack ha llegado tras ponerlo en práctica con tanta inaudita brutalidad hacia sus víctimas. Como ven, película no apta para simplificaciones, aunque parece que sí para su propio autor, al haberla resumido con esta frase: “Durante años, he hecho películas sobre mujeres buenas; ahora, me he limitado a hacer una película sobre un hombre malo”…

De cualquier forma, resulta curioso –y analizable– el interés de numerosos cineastas por el tema de los asesinos en serie, quizá porque les permite bucear en los intersticios más recónditos e inconfesables del ser humano. Hace ya tiempo, Nanni Moretti lo satirizó en ‘Caro Diario’ a propósito de la fundacional ‘Henry: Retrato de un asesino’, de 1986, y desde entonces se han multiplicado los títulos sobre el asunto. No exactamente “en serie”, pero unos cuantos (se le atribuyeron once asesinatos, además de unos cuarenta robos) cometió Carlos Robledo Puch, el preso que más años, 45, está pasando en una cárcel argentina. A la reconstrucción de este caso real se dedica ‘El Ángel’, del cineasta de ese país Luis Ortega, participada por la productora española El Deseo, de los hermanos Almodóvar, y que ha presentado la sección Un Certain Regard. Un trabajo discreto y eficaz que recuerda, salvando las distancias en favor de ‘El Ángel’, aquellos productos españoles que reflejaban las “hazañas” de El Vaquilla y similares.

"Blackkklansman", de Spike Lee

Terminemos con otro regreso, aparte del de Von Trier: el de un Spike Lee que no venía a Cannes desde hace dieciséis años y al que la Competición Oficial le ha hecho el favor de programarle ‘Blackkklansman’. Porque no habrá sido por méritos propios de esta sátira elemental y de andar por casa sobre el racismo y la extrema derecha norteamericana. Se puede estar muy de acuerdo con su crítica política, pero no vale para respaldar esta historia de un policía negro infiltrado en el Ku Klux Klan de una pequeña localidad de Colorado, un simple panfleto cómico que no tiene apenas gracia.

(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 16 de mayo de 2018).

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