Lo bueno de Cannes es que conviven en el Festival tipos de
cine muy diferentes. Puedes ver ‘Solo’, la muy sosa nueva entrega de ‘La Guerra
de las Galaxias’, o ‘Under the Silver Lake’, una película en competición de
David Robert Mitchell que más habría servido como “comic” para adolescentes,
pese a sus resabios a lo David Lynch. Pero también ‘En guerre’, sobre la
revuelta de un millar de trabajadores ante el cierre de su fábrica, o la
japonesa ‘Asako I&2’, una doble historia de amor, que viene a confirmar el
protagonismo que las relaciones eróticas han adquirido en esta edición. Y todo
ello en la Selección Oficial, ya sea a concurso o fuera de él. Hay, por tanto,
para todos los gustos, en una ciudad que triplica su población durante el
certamen, pasando de unos 70.000 habitantes a más de 200.000, entre ellos 4.200
periodistas acreditados para seguir las proyecciones.
"En guerre", de Stéphane Brizé
Hace tres años, sorprendía aquí muy positivamente ‘La ley del
mercado’, con la que el hasta entonces anodino director francés Stéphane Brizé
dio un giro radical a su carrera y el protagonista del film, Vincent Lindon,
obtuvo el Premio al Mejor Actor. Ambos vuelven a juntarse para ‘En guerre’, cuya
propuesta se asemeja a la empleada en aquella ocasión y que ahora se fija en
uno de los continuos ejemplos de deslocalización: una empresa de piezas
automovilísticas en el Noroeste de Francia, perteneciente a un grupo alemán y
que es rentable, decide cerrar sus puertas para trasladarse a Rumania, donde
los salarios son notablemente más bajos que los de los 1.100 empleados que deja
en la calle. Uno de los fenómenos más perversos del capitalismo salvaje y la
globalización económica, que incide brutalmente sobre la vida de los
trabajadores.
Con un estilo de reconstrucción documental, Stéphane Brizé recrea
la lucha obrera de quienes se ven desposeídos tan injustamente de su medio de
vida, y lo logra con nervio, con capacidad de convicción, con entrega a cuanto
está narrando. Además de la protesta, las negociaciones con la empresa y el
intento de intermediación del Gobierno, ‘En guerre’ aborda dos temas básicos: cómo
se va conformando un liderazgo, concretamente el del personaje interpretado por
Vincent Lindon; y la aparición de discrepancias y enfrentamientos entre los
distintos sindicatos, que inevitablemente acaban debilitando la lucha, en esa “guerra
social” a la que alude el título del film. Sin olvidar tampoco el papel que en tales
conflictos juegan los medios de comunicación, sobre todo las cadenas
televisivas.
En un momento en que no parece de moda ni del gusto de la
crítica dominante hacer este tipo de cine político, e incluso que no rehúye la
militancia, hay que alabar el coraje de Stéphane Brizé al lanzarse a ello.
Además, en tan solo 23 días de muy difícil rodaje, con hasta tres cámaras para
plasmar secuencias de especial dificultad colectiva. Nos queda siempre la
pregunta de por qué en nuestro cine no se crean películas similares…
"Asako 1&2", de Ryusuke Hamaguchi
La variedad que mencionaba al comienza alberga un título como
‘Asako 1&2’, de Ryusuke Hamaguchi, debutante en Cannes pese a que este es
su noveno largometraje. Los números a que alude ese título se refieren a los
dos amores que encuentra su joven protagonista femenina, uno primero de alto
contenido pasional que desaparece súbitamente de su vida, y otro segundo, de
gran parecido físico, con el que trata de restañar las heridas del anterior y
otorga serenidad a su vida. Hasta que reaparece aquel amante que se perdió en
la noche… Una vez más, las relaciones eróticas como tensión y desgarro,
observadas con delicadeza oriental y una cierta carga de melancolía.
Dejemos constancia, finalmente, del buen paso del último de los
films que han contado en Cannes con un cineasta español (en este caso, cineasta
mujer): ‘Carmen y Lola’, “opera prima” de Arantxa Echevarría, seleccionada por
la Quincena de Realizadores. Lo curioso es que su historia lésbica entre dos
chicas jóvenes en el muy difícil contexto de una comunidad gitana de un barrio
periférico de Madrid, posee múltiples coincidencias con la de la keniata ‘Rafiki’,
de Wanuri Kahiu, un relato similar situado en Nairobi que hemos visto en la
sección Un Certain Regard. Y es que los tabúes, como la globalización, no
tienen fronteras.
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 17 de mayo de 2018).
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