Cannes se inicia con una fallida adaptación de "El gran Gatsby"


Paul Newman y Joanne Woodward se besan apasionadamente en el cartel del 66 Festival de Cannes, imagen repetida y aumentada en las entradas al Palacio del certamen y en centenares de puntos de la ciudad. Una de las parejas más famosas de la historia del cine preside, de esta manera, una edición que parece inspirada por ella: claro predominio de la producción norteamericana (aunque todavía es más nutrida, como no podía ser menos, la francesa), presencia masiva de “estrellas”, inauguración a todo “glamour” con la nueva versión de ‘El gran Gatsby’, y hasta un Jurado de la Sección Oficial presidido por el icono Steven Spielberg, que deberá otorgar su palmarés entre un conjunto de veinte películas.

Nada que no forme parte del estilo típico de Cannes, pero corregido y aumentado este año. No resulta extraño que, en medio de un tiempo desapacible con viento y lluvia, sean más nutridas que nunca las escaleras y sillas que se sitúan frente a la famosa alfombra roja para ver siquiera un instante a los superfamosos, empezando por Leonardo DiCaprio, sin que importe hacer horas y horas de espera con tal de conseguirlo. Ya en el primer día está casi todo repleto, hoteles y restaurantes especialmente, con los precios por las nubes como de costumbre y unos cuatro mil quinientos periodistas acreditados, que se unen a las más de veinte mil personas que vienen al Mercado del Film. Una locura, por la que se diría que el cine está viviendo tiempos esplendorosos aunque, si uno se fija en detalles concretos, percibe un cierto olor a crisis.

Como indicaba, le ha correspondido abrir boca a ‘El gran Gatsby’, en la quinta vez que se lleva a imágenes la famosa novela de Scott Fitzgerald: una de ellas, que no se conserva, de la etapa del cine mudo; otra, con Alan Ladd como protagonista; la de 1974, que reunía a Robert Redford, Mia Farrow y Sam Waterston en lo que se conoció como inicio de la moda del “revival”, y una posterior, ya para la pequeña pantalla. La actual, con el citado DiCaprio, Carey Mulligan y Tobey Maguire, posee las características de una gran producción a todos los niveles, rodada en Australia, pero el resultado es muy decepcionante. No parecía el también australiano Baz Luhrmann, cuya fama se ha cimentado en una atrabiliaria –por decirlo amablemente- versión de “Romeo y Julieta” y en un desaforado ‘Moulin Rouge’, el director más apropiado para entender la sutileza y la capacidad de sugerencia de Fitzgerald. Los hechos han venido a dar la razón a esos temores. No se trata de una mayor o menor fidelidad al libro original (la guarda en apariencia, salvo la invención de un psiquiatra a quien Nick Carraway, personaje que se convierte en claro protagonista del film y que, ya maduro, le cuenta la historia de su amigo Gatsby), sino de atrapar de verdad lo que encerraban las palabras del gran autor norteamericano.

En lugar de conmovernos con la imposible pasión de Jay Gatsby hacia Daisy Buchanan, a Luhrmann lo que le interesa es deslumbrar por sus proezas técnicas -¡incluso hay una unidad de filmación desde satélite!-, su despliegue escenográfico y su mezcla de músicas, desde Gershwin hasta el hip-hop pasando por el jazz, además de tratar a DiCaprio como una “estrella” al viejo estilo. Poco hay de emoción ni de sutileza o de profundización en el “sueño americano”, que tanto se perciben leyendo a Fitzgerald, en esta versión de “El gran Gatsby”, empeñado Luhrmann en un despliegue de efectistas apariencias, entre las que cabe incluir la innecesaria utilización del 3D. Recibida con frialdad glacial en el pase de Prensa, ha significado un inicio de Festival probablemente lógico, por su nivel de producción y atractivo “mediático”, pero de escasa valía desde una cierta exigencia cinematográfica y literaria.

Un Festival, por cierto, carente más que nunca de cine español: solo el documental ‘Con la pata quebrada’, de Diego Galán, en la sección Cannes Classics; tres coproducciones con participación minoritaria de nuestro país, y la presencia de Isabel Coixet y Enrique González Macho en los Jurados de la Cámara de Oro y de Un Certain Regard. Un bagaje evidentemente más que escaso.

Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 16 de mayo de 2013




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