Algunas noticias de última hora han venido a mejorar un poco
la presencia española en el ya inminente Festival de Cannes: la selección de Con la pata quebrada, documental de mi compañero de página Diego Galán sobre la
visión de la mujer que nuestro cine ha ofrecido desde el sonoro hasta la
actualidad, en la sección Cannes Classics; así como la inclusión de Enrique
González Macho en el Jurado de la también muestra paralela Un Certain Regard,
donde finalmente figura Wakolda, de Lucía
Puenzo, coproducción de Wanda Visión en un 20%, con Àlex Brendemühl como
protagonista. Que viene así a unirse a la ya anunciada La vie d’Adèle, de Abdellatif Kechiche, otra coproducción –solo
financiera en este caso, un 10%, a cargo de Vértigo Films–, en la Sección
Oficial. Escasísimo bagaje, en cualquier caso, aunque matiza algo el primer
balance de que no iba a haber absolutamente
nada español en el primer Festival del mundo. Lo que llevaba al límite una
situación que viene siendo habitual, salvo en el caso de Almodóvar y algún año
extraordinario, como 2009, donde coincidieron en la Sección Oficial su Los abrazos rotos, Ágora, de Alejandro Amenábar y Mapa
de los sonidos de Tokio, de
Isabel Coixet. Pero aquellos eran otros tiempos para nuestro cine.
Por el contrario, Cannes’13 (menos atractivo sobre el papel
que ediciones precedentes) viene marcado por nombres norteamericanos, con las
últimas realizaciones de los hermanos Coen, James Gray, Jim Jarmusch, Alexander
Payne, Steven Soderbergh, J.C. Chandor, James Toback, Sofia Coppola o James
Franco, además de inaugurar con el “remake” de El gran Gatsby, dirigido por el australiano Baz Luhrmann; y, como
señal de coherencia, un Jurado Internacional de la Sección Oficial presidido
por Steven Spielberg. Todo un desembarco del cine “made in USA”, quizá no a
través del omnipotente Hollywood, sino de independientes más o menos
integrados. También Francia, como no podía ser menos, se lleva un buen trozo
del pastel, junto a dos relevantes cineastas japoneses, Hirokazu Kore-Eda y
Takashi Miike, y otros nombres “propios” de Cannes como el polaco Roman
Polanski, por partida doble, el italiano Paolo Sorrentino, el danés Nicolas
Winding Refn o el británico Stephen Frears. Ni en esta cuestión de
nacionalidades tenemos suerte: en la Sección Oficial figura el catalán Amat
Escalante con Heli y en Un Certain
Regard el burgalés Diego Quemada-Díez con La
jaula de oro, pero ambos han desarrollado su actividad profesional en
México. Debe de ser lo que la excelsa ministra Báñez llama “movilidad exterior”, con la que la no menos excelsa Esperanza Aguirre
se congratula por las divisas que nos aporta…
Pero si Cannes, máximo escaparate del cine mundial, también “se
rinde” al cine norteamericano, ofreciendo una imagen suya tan favorecedora, una
de dos: o es que se ha dejado fascinar este año por él; o es que está marcando
el camino que irremediablemente se va a recorrer en el futuro. Elijan la que
más les guste.
Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2013.
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