Los Coen dominan la competición de Cannes



Es, hasta ahora, la película que más amplio acuerdo ha logrado en la competición de Cannes: ‘Inside Llewyn Davis’, de los hermanos Coen. Una producción pequeña, que refleja el ambiente musical del Greenwich Village neoyorquino a comienzos de la década de los sesenta, antes de Bob Dylan. Y lo hace a través del itinerario en el fracaso del músico cuyo nombre figura en el título, epígono de un auténtico Dave Van Ronk que nunca llegó a la fama, como relatase en su libro autobiográfico “The Mayor of MacDougal Street”, en el que los Coen se han basado. No es la primera vez que muestran el camino de un perdedor y, en este caso, lo han hecho con sencillez, sentido del humor y un auténtico “feeling” con el personaje central. Muy bien interpretado por el excelente actor y cantante guatemalteco Óscar Isaac, en su primer papel protagonista pero a quien ya conocimos como Orestes en ‘Ágora’, de Alejandro Amenábar. A quien da réplica en varias de la mejores secuencias Carey Mulligan, mucho más convincente que en ‘El gran Gatsby’.

Los Coen ya tienen una larga trayectoria en Cannes, con la Palma de Oro para ‘Barton Fink’ en 1991 y dos Premios a la Mejor Dirección, años después, con ‘Fargo y ‘El hombre que nunca estuvo allí’, además del gran éxito logrado por ‘No es país para viejos’. Probablemente, tras la buena recepción que ha cosechado ‘Inside Llewyn Davis’, y con Steven Spielberg a la cabeza del Jurado Internacional, tampoco este año se irán de vacío. Juega a su favor la sencillez y claridad de la propuesta, incluso ese carácter de “película pequeña” que antes citábamos, en el que es su trabajo más personal y auténtico desde aquel ‘No es país…” con un inolvidable Javier Bardem tan malo malísimo.

Radicalmente distintas son las intenciones de ‘Borgman’, de Alex van Warmerdam, en una de las escasísimas ocasiones en que el cine holandés ha figurado en la Competición Oficial. Octavo largometraje de su director, cuya obra más conocida hasta ahora era la de su debut, ‘Abel’, en 1986, sorprende encontrarlo aquí en lugar de un festival especializado como Sitges. Quizá ha sido su –demasiado evidente – reflexión sobre el mal y su carácter de parábola sobre la sociedad de nuestros días, lo que ha determinado su presencia en el primer nivel de Cannes. El acoso y destrucción de una acomodada familia burguesa a cargo de un grupo de vampiros demoníacos o demonios vampíricos, que no tienen apariencia de tales, conforma un relato que se sigue con interés y curiosidad, aunque sea a costa de perdonarle diversos cabos sueltos y una cierta arbitrariedad en su desarrollo.

Cannes suele reservar sus “sorpresas” para el primer domingo del certamen: así lo hizo hace dos años con ‘The Artist’ e históricamente con ‘La balada de Narayama’, que detenta el “récord” de que ningún crítico español del momento la viera entonces y todos tuvieran que inventarse su opinión sobre ella cuando obtuvo la Palma de Oro… Me figuro que no va a suceder lo mismo con ‘Borgman’, subsumida en el clima de máxima expectación y notable resultado conseguido por los Coen. O por la polémica que sigue rodeando a ‘Jeune&Jolie’, de François Ozon. Claro, que si la no explicada en la película “vocación hacia la prostitución” que muestra su protagonista, es entendida a estas alturas (así lo ha hecho el comentarista del diario local “Nice-Matin”) como un claro ejemplo de los “misterios de la sexualidad femenina”, apaga y vámonos.

Por otra parte, se habla mucho por Cannes sobre la hoy en peligro “excepción cultural”, que ha hecho posible el cine europeo de los últimos treinta años. La actitud de Bruselas hacia la próxima firma del Tratado de Libre Comercio, muy ambigua respecto a mantener ese imprescindible principio, gracias al que se salvaguarda la diversidad cultural y no queda arrasada por el poder de Hollywood, preocupa sobremanera a realizadores, productores y, en general, a toda la profesión. Manifiestos, tomas de postura y protestas hacia el débil posicionamiento de la Unión Europea se vienen sucediendo estos días en el Festival y se sucederán en los próximos. Como suele terminar sus artículos Miguel Ángel Aguilar, hay que estar atentos.

Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 20 de mayo de 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario