Había ido subiendo peldaño a peldaño en el palmarés del
Festival de Cannes, quedándose en un par de ocasiones a las puertas del cielo.
Pero, por fin, en esta 67 edición lo ha conseguido. Me refiero al cineasta
turco Nuri Bilge Ceylan, cuyo Winter
Sleep (o Sueño de invierno) ha
logrado por fin la Palma de Oro. De las dieciocho películas en competición
dentro de la Sección Oficial, era la que se acercaba más a las características
de este premio, por su densidad conceptual, su propuesta estética y por esa trayectoria
anterior del director. Desde que se vio en un único pase multitudinario con que
la organización del certamen la “castigó” –quizá por su duración de tres horas
y cuarto–, era para muchos la favorita para el galardón máximo. Así ha sido, y
es justo porque se trata de una gran película que viene a confirmar la
destacada personalidad de Nuri Bilge Ceylan.
Algunos críticos le consideran “el nuevo Angelopoulos”, pero
en el caso concreto de este film yo creo que está mucho más cerca de Bergman,
con sus reposados e incisivos diálogos, su insistencia en el primer plano y una
utilización del paisaje donde la Capadocia viene a ser el equivalente de la
isla de Farö del maestro sueco. Winter
Sleep obtuvo también el Premio de la Crítica Internacional (FIPRESCI),
aunque en las votaciones de la revista “Screen” aparecía por debajo de Mr. Turner, de Mike Leigh (que ganó el
Premio al Mejor Actor para Timothy Spall), y únicamente cuatro décimas por
encima de Deux jours, une nuit, de
los hermanos Dardenne, la preferida con diferencia por la crítica francesa.
Aunque no suelo coincidir con ella, estoy de acuerdo, porque el film de la
pareja belga es de una inteligencia y una conexión con la actual crisis
política y laboral realmente excepcionales. Pero los Dardenne ya tenían dos
Palmas de Oro y una tercera les habría convertido en los únicos cineastas de la
historia de Cannes en poseerlas…
Por supuesto, cada uno tiene su palmarés. Pero llevar hasta
el segundo premio a la solo estimable Le
meraviglie, parece muy excesivo.
Si Jane Campion, presidenta del Jurado, quería destacar la presencia de una de
las dos únicas realizadoras de la Sección Oficial, mejor habría optado por la
japonesa Naomi Kawase y su excelente Aguas
tranquilas. Tampoco es merecido el Premio a la Mejor Actriz para la
histriónica Julianne Moore de Maps to
the Stars, de David Cronenberg. Pero, dando como válidos los galardones a
la Mejor Dirección para Bennett Miller por Foxcatcher
y al Mejor Guion para el de Leviathan,
del ruso Andrei Zvyagintsev, donde el Jurado rizó el rizo fue igualando en un
premio “ex aequo” al cineasta más veterano de la Competición, Godard, con el
más joven, el canadiense Xavier Dolan. Eso sí que se llama poner una vela a
Dios y otra al Diablo… Cuál es uno y cuál el otro lo dejo a su elección.
(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2014).
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