No puede ser más minúscula la representación española en el
primer Festival del mundo, limitada a solo un largometraje de nueva producción,
‘Volveréis’, de Jonás Trueba, seleccionada por la Quincena de Cineastas. Y digo
lo de “nueva” porque también ha estado una copia muy bien restaurada de
‘Tasio’, el film de Montxo Armendáriz, en Cannes Classics, sección destinada a
este tipo de recuperaciones. Mientras que en la Semana de la Crítica aparece el
mediometraje ‘Las novias del Sur’, de Elena López Riera. Súmese a ello la
presencia de Juan Antonio Bayona en el Jurado Internacional que preside Greta
Gerwig, la directora de ‘Barbie’; el buen trabajo al que nos referimos ayer de
Karla Sofía Gascón en ‘Emilia Pérez’; algunas coproducciones minoritarias o
financieras, y tendremos el resumen de nuestra presencia en el certamen. De los
años en que, sin duda, ha sido más escasa aquí la huella del cine español.
El hecho de introducir el cine dentro del cine, con la duda
para el espectador de si lo que se está contando corresponde a la vida de los
personajes o a una película de su protagonista femenina en proceso de montaje,
así como un final que no acaba de producirse, constituye lo menos convincente
de este ‘Volveréis’ con el que el más pequeño de la saga de los Trueba se asoma
con éxito a un panorama tan poco fácil de acceder a él como el de Cannes.
Por otra parte, y conforme a una práctica habitual, la 77 edición ya tiene su “película escándalo”: ‘The Substance’, segundo largometraje de la todavía joven realizadora francesa Coralie Fargeat (47 años), que se diera a conocer en 2017 con su “opera prima” ‘Revenge’, que predecía los excesos de esta. Película desagradable, violenta y sanguinolenta donde las haya, es un dechado de todo tipo de efectismos gratuitos en la imagen y en el sonido. Bebiendo de clásicos como ‘Doctor Jekyll y Mr. Hyde’ o ‘Fausto’ con su mito de la eterna juventud y de cineastas como David Cronenberg, trazando una alegoría que bien pudiera ser sobre la drogadicción, ‘The Substance’ no se ahorra ni un pinchazo con aguja, ni unas enormes cicatrices que coser, ni unos cuerpos sujetos a transformarse brutalmente por semana.
Porque de eso se trata, de un misterioso producto que
desdobla a una misma persona en dos edades diferentes, pero siguiendo siendo
única, devolviéndole la juventud cada siete días alternos, siempre que no se
abuse de la pócima en pos de lograr el estrellato y el triunfo televisivo. Si
hace tres años tuvimos la desgracia de que ‘Titanio’, de otra nueva realizadora
francesa, Julia Ducournau, ganase la Palma de Oro, no se extrañen demasiado de
que un film tan desquiciado como ‘The Substance’ llegue también al palmarés de
la 77 edición. De aquellos polvos vienen estos lodos.
(Publicado en "El Norte de Castilla", 21 de mayo de 2024).
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