Es la Quincena de Realizadores la que ha acogido la primera
participación de un director español en Cannes de 2018: Jaime Rosales con ‘Petra’,
una tragedia contemporánea que continúa el nivel de exigencia mantenido por el
autor de ‘La soledad’ a lo largo de sus seis largometrajes. En palabras suyas, ‘Petra’
parte de “la búsqueda del padre por parte de una chica, sumergiéndonos en un
viaje interior de búsqueda de la identidad”, y refleja “la imposibilidad de
controlar el destino, cuando alguien empieza una búsqueda y todo detona en una
serie de acontecimientos que no controla”.
"Petra", de Jaime Rosales
Filmada en largos planos secuencia y narrada en un orden no
cronológico, la película exige la atenta atención, e incluso la participación
cómplice del espectador, en este crudo reflejo de la personalidad de ese padre
(un escultor de éxito, prototipo de mala persona) y de hasta qué punto ha
condicionado la existencia de cuantos le rodean. Supone, de alguna forma, un
retrato de la maldad en estado puro y de sus consecuencias a todos los niveles.
En este sentido, ‘Petra’ no es un film complaciente y en el que Rosales vuelve
a arriesgar con un estilo diferente, el que –dentro de sus opciones artísticas–
considera más adecuado al relato. Así lo ha hecho siempre, según desmenuza en
su reciente libro ‘El lápiz y la cámara’, al plantearse cada proyecto con unas
opciones narrativas distintas. Tras ‘Las horas del día’ (2003) y ‘Sueño y
silencio’ (2012), es la tercera vez que Rosales se halla incluido en la
Quincena, mientras que la citada ‘La soledad’ (2007), que ganase el Goya a la
Mejor Película, y ‘Hermosa juventud’ (2014) lo fueron en otra sección paralela,
Un Certain Regard. Todo un habitual de Cannes, como suele decirse, algo muy
poco frecuente entre los actuales cineastas españoles, Almodóvar aparte.
Se abría con ‘Petra’ la presencia de nuestros directores en
este Festival, dado que la inauguración con ‘Todos lo saben’ venía firmada por
un iraní, como ya comentamos ayer. Mejor que en ediciones anteriores, pero no
demasiado satisfactoria, esa participación se completa con otro título en la
Quincena de Realizadores, ‘Carmen y Lola’, una historia de amor lésbico dentro
de un contexto gitano, en la “opera prima” de Arantxa Echevarría; una Sesión
Especial con ‘Un día más con vida’, adaptación del relato homónimo de
Kapuscinski, coproducción hispano-polaca codirigida por Raúl de la Fuente y que
mezcla animación e imagen real; y ‘El ángel’, del argentino Luis Ortega, otra
coproducción, en este caso de El Deseo, que ha programado Un Certain Regard.
Además de la clausura a cargo de ‘El hombre que mató Don Quijote’, también
coproducción y ya liberada por un Juzgado de París de la caución que había
sobre ella para que cerrara esta edición, aunque la decisión final sobre quién
detenta realmente los derechos de la película deberá esperar hasta el 15 de
junio. Por lo menos, Terry Gilliam, su director, parece recuperarse bien de su
ictus.
"Verano", de Kirill Serebrennikov
En cuanto a la Competición Oficial, hemos tenido ‘Verano’, la
original y bien ambientada reconstrucción de la vida de un grupo ruso de “rock”
en los años de Breznev y los inicios de la “perestroika”, a cargo de Kirill
Serebrennikov, a quien se ha prohibido viajar a Cannes, oficialmente por sus
problemas con la Justicia a raíz de unas subvenciones para su grupo teatral,
pero parece que en realidad por su disidencia hacia el régimen de Puttin. Y ‘Yomeddine’,
primera película del egipcio A. B. Shawky, cuya trama no me resisto a
describirles: el viaje que un leproso (ya curado, pero con patentes secuelas de
su enfermedad) y un niño nubio, huérfano de diez años, que malviven en un
enorme basurero, emprenden en un viejo burro para encontrar a la familia del
primero, trayecto en el que encuentran la solidaridad de, entre otros marginados,
un hombre sin piernas a consecuencia de un accidente, o un compañero suyo,
enano y con insuficiencia respiratoria… Pues, a pesar de este cúmulo de
tremendismo, tiene momentos divertidos, en una película que uno se pregunta qué
demonios hace en toda una Sección Oficial. Será que también así, complaciéndose
en mostrar las miserias del Tercer Mundo, Cannes fabrica su famoso “glamour”…
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 11 de mayo de 2018).
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