Lo primero es completar el párrafo final de la anterior
crónica que, por un fallo de edición, quedó cortado. Al realzar “la
transformación positiva que está experimentando el cine documental”, decía yo que
sus mejores ejemplos “se alejan del todo, afortunadamente, del tradicional
esquema de las cabezas parlantes”. Y entre esos títulos valiosos citaba en
concreto Les filles d’Olfa, de la
tunecina Kaouther Ben Hania, que ha sido galardonado con el premio L’oeil d’or’
dedicado en Cannes a este género, junto con otro film destacable, La madre de todas las mentiras, de su
compañera marroquí Asmae El Moudir, también premiado en la sección paralela Un
Certain Regard por su Dirección y que indica el auge del documental en el
Magreb.
Lo segundo es referirme a las obras de aquellos directores
que todavía quedaban fuera del cierre de la segunda crónica. Entre ellos, y
dejando al margen la nueva banalidad de Wes Anderson en Asteroid City, destacaron dos ilustres veteranos: Ken Loach, con un
The Old Oak pleno de inspiración y solidaridad
con los refugiados sirios expuestos al racismo y la xenofobia de muchos
británicos, aunque la resonancia de la película disminuyó al ser programada en
último lugar de la Sección Oficial. Y asimismo Marco Bellocchio, con Rapito, excelente nueva inmersión del
gran cineasta italiano en la Historia de su país, ahora durante el pontificado
del “Papa Rey” Pío IX, en 1858; cuando el poder de la Iglesia se veía ya cuestionado
por la sociedad civil, que se negaba a aceptar privilegios que hasta incluían
el rapto de niños judíos para ser educados en la fe católica.
Por su parte, Nanni Moretti vuelve con Il sol dell’avvenire a aquel cine personalista y egocéntrico, pero
también divertido y diferente, que le dio fama en la etapa de Caro Diario y Abril; Wim Wenders se pasea en Perfect
Days por las calles de Tokyo en compañía de un taciturno limpiador de
váteres públicos (cuyo intérprete, Köji Yakusho, ha sido galardonado con el
Premio al Mejor Actor), lo que origina una película más bien secreta, y el
vietnamita afincado en Francia Tran Anh Hung, que llevaba desaparecido un
tiempo regresa con fuerza merced a La
passion de Dodin Bouffant, donde pasea su cámara por decenas de exquisitos
y refinados platos, lo que le ha valido el Premio a la Mejor Dirección del
Jurado internacional, presidido por Ruben Östlund, vencedor del Festival por
segunda vez el pasado año.
Lo tercero es entrar ya, precisamente, en el contenido del Palmarés
de una 76 edición cuyo nivel de calidad media ha resultado muy superior al de
las últimas ediciones. Una lista de premios final bastante ecuánime, donde son
todos los que están, lo que ya es mucho decir para las decisiones de un Jurado,
aunque no estén todos los que son, como sucede con los citados casos de Loach y
Bellocchio. También el orden de los premios podría haber sido distinto, sobre
todo en cuanto a los dos principales, porque la Palma de Oro de Anatomie d’une chute debería haber
recaído con mayor justicia, según mi opinión, en The Zone of Interest, y haber dejado en segundo lugar al sólido
trabajo de Justine Triet, y no al revés.
Porque si cada edición de un Festival se recuerda sobre todo
por un título en concreto, muy difícilmente la de Cannes 2023 va a ser por otro
que el de Jonathan Glazer, por este The
Zone of Interest que con tanta inteligencia nos cuestiona como espectadores
del Holocausto nazi mediante, precisamente, no enseñarlo, obviar su
representación, privilegiar lo no dicho. Notamos signos de que en la pantalla sucede
algo especial: hay un poderoso muro, destaca una alta torre de vigilancia, sale
un denso humo de una gran chimenea… Pero lo que realmente vemos, para nuestro
más profundo desasosiego, es la vida cotidiana de una familia burguesa, la del
comandante jefe del campo de Auschwitz, con sus rituales diarios en cuanto a
costumbres y comidas, los colegios de los niños, el cuidado de los jardines…
Martin Amis supo establecer tal revulsivo contraste en su novela homónima y
Jonathan Glazer lo ha traducido en imágenes cuya frialdad atenaza el corazón.
Los “nombres clásicos” de Cannes, los Kaurismäki con el
Premio del Jurado por la deliciosa y tan sensible Las hojas muertas, Kore-eda (aunque fuese a través del guionista de
Monster, Yuji Sakamoto), Wenders por
su citado protagonista o Bilge Ceylan gracias a la poderosa actriz Merve Dizdar
de Las hierbas secas, también
quedaron debidamente incluidos en el Palmarés. Hay que congratularse, porque
han contribuido de nuevo a la larga tradición de un Festival que, sin duda, no sería
igual de imprescindible sin ellos.
(Publicado por "Turia" de Valencia, 2 de junio de 2023).
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