Una familia burguesa se baña en un bonito río, sin duda para mitigar el calor veraniego. Se diría, por la ropa y los bañadores, que estamos a comienzos de los años 40. La familia vuelve tranquilamente por un bosque hasta su casa, una mansión ya algo antigua pero espaciosa y rodeada por un amplio jardín muy cuidado. Todo parece de la más absoluta normalidad. Pero, ¿qué es lo que vemos al borde de ese jardín? Sin duda, es un sólido muro que lo separa con firmeza de algo que hay al otro lado. Pero es que, además, si nos fijamos, hay una alta torre de vigilancia. Y de tiempo en tiempo, una densa columna de humo sale de una gran chimenea oscureciendo el cielo… Sí, estamos en los aledaños del campo de concentración de Auschwitz, y más concretamente en la residencia del comandante del centro de exterminio, que se aloja allí con su mujer y sus hijos.
Profundamente perturbadora desde una aparente frialdad, ‘The
Zone of Interest’, cuarto largometraje del cineasta británico Jonathan Glazer y
al que pertenecen esas imágenes iniciales, está llamada a ser una de las
películas del Festival de este año, sin duda la que más hasta el momento.
Porque contemplar la vida cotidiana de quienes, sin el más mínimo reparo ético
o moral, se hallan a escasos metros de miles de personas a las que mandan al
crematorio todos los días, determina en el espectador un verdadero ejercicio de
repulsión hacia tal inhumanidad. Los problemas de esta familia de represores
son los de cualquiera de su nivel económico, que si tratar de mejorar en la
carrera profesional, disfrutar de las relaciones con los más cercanos, arreglar
las flores y, en general, toda la casa, nada inhabitual.
Lo diferente está al otro lado de los muros, el campo donde
se extermina a millares de personas, a las que el film nunca muestra, en un
ejercicio de brutalidad planificada hasta el más mínimo detalle y ejecutada con
la sobriedad funcionarial que ya conocemos, desde Hannah Arendt, como “la
banalidad del mal”. Planificación que, al abordar la nueva deportación de
judíos húngaros, también queda patente en la reunión al máximo nivel de la parte
final de ‘The Zone of Interest’, basada en la novela de Martin Amis que entre
nosotros fuese editado por Anagrama en 2015.
Otra mujer que no se acomoda a lo que los demás piensan de
ella protagoniza ‘Creatura’, también un segundo largometraje, en este caso de
la actriz y directora Elena Martín, que se diera a conocer hace cinco años con
su ‘Júlia ist’ y que –al margen del mediometraje de Almodóvar– supone la
primera participación española en esta edición de Cannes, concretamente en la
ahora llamada Quincena de Cineastas. Bien recibida en su pase matinal,
‘Creatura’ nos habla de la intensa sexualidad de una mujer que no es entendida,
cuando niña y adolescente, por sus padres ni más adelante por su pareja, con la
que nunca llega a hacer el amor satisfactoriamente, lo que le causa un continuo
estrés que desde la infancia se manifiesta en erupciones cutáneas por diversas
partes del cuerpo. ‘Creatura’ supone un considerable ejercicio de introspección
sobre un personaje femenino, realizado desde la doble intensa faceta de Elena
Martín delante y detrás de la cámara.
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 20 de mayo de 2023).
No hay comentarios:
Publicar un comentario