Aunque con corrientes de fondo, las películas de Hirokazu
Kore-eda han sido siempre transparentes, diáfanas, de narración sencilla y a
menudo emotiva. No es el caso de su última obra, ‘Monster’, más cerebral y
donde utiliza el recurso que en su día popularizó un colega suyo, Akira
Kurosawa: el llamado método ‘Rashomon’, donde un mismo hecho es contemplado
desde perspectivas diferentes (cuatro en aquel caso, tres ahora), de tal forma
que una determinada realidad surja de esas diversas miradas y experiencias. Así
sucede en este ‘Monster’ de Kore-eda que llega cuando todavía tenemos muy
reciente su ‘Broker’ del pasado año, con la que el coreano Song Kang-ho obtuvo
el Premio al Mejor Actor.
Quizá las diferencias provengan de que en este caso el gran
cineasta japonés no parte de un guion propio, sino de Yuh Sakamoto, aunque por
supuesto no faltan los personajes infantiles o adolescentes ni las familias más
o menos estructuradas, algo consustancial a su obra. Pero en este caso, a
partir del posible acoso de un escolar por parte de su profesor, narrado desde
el subjetivismo de la madre del crío, del citado profesor de instituto y del
propio niño, son otras las cuestiones casi filosóficas que preocupan al autor
de ‘Un asunto de familia’, justa Palma de Oro para Kore-eda en 2018. Cuestiones
que se refieren a la posibilidad de llegar a la verdad, del poder de las
apariencias que no siempre responden a lo sucedido, de la capacidad de engaño y
autoengaño que puede darse en el ser humano…
Temas de primera magnitud que van desarrollándose a lo largo
de las tres partes del film, aunque imbricadas en ocasiones unas con otras, con
especial valía en el caso de la madre viuda que intenta saber a toda costa el
motivo de que a su hijo le haya acusado su maestro de haber cambiado su cabeza
por “otra de cerdo”, lo que ha traumatizado al pequeño, hasta la amistad de
este hacia un pequeño compañero que es víctima de “bullying”. Con él emprenderá
una luminosa relación de amistad en la parte final de ‘Monster’ que supone su
mejor atractivo y da sentido global a la película.
Curiosamente, ‘Le retour’ había sido seleccionada con tiempo
por Cannes, pero luego el Festival le retiró la invitación a causa de los
rumores de que sus protagonistas femeninas, dos chicas menores negras igual que
su madre, habían sufrido acoso durante el rodaje para ser obligadas a filmar
sus escenas eróticas. El Consejo de Administración del certamen retuvo su
invitación hasta “saber más sobre esta situación” pero, basándose sobre todo en
los testimonios de las jóvenes actrices, acabó por invitarla de nuevo. Y ‘Le retour’
no solo regresó a Córcega sino con todos los honores a la Competición oficial
del Festival. Tampoco creo que los hermanos Lumière se hubieran revuelto en su
tumba de no haberlo hecho.
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 18 de mayo de 2023).
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