Indiana Jones, a ritmo de videojuego

 

En el cine clásico del género, las secuencias de acción aparecían cada cierto tiempo, motivadas por el desarrollo de la trama. Posiblemente debido a la influencia del cine de animación más comercial e infantilizado, pasaron a ser mucho más frecuentes. Hasta que ahora cualquier película de este estilo adopta el ritmo de los videojuegos, con una vertiginosa e incesante acción que pretende dejar sin respiro al espectador. Es justo lo que sucede con ‘Indiana Jones and the Dial of Destiny’, quinta entrega de la franquicia que Steven Spielberg y George Lucas han pasado a un menos valioso James Mangold, cuyo principal trabajo hasta ahora era ‘Logan’ en 2017.

"Indiana Jones and the Dial of Destiny", de James Mangold 

No se detiene un minuto la nueva aventura del arqueólogo más famoso del cine. Y es ese no descansar el principal lastre de esta búsqueda del disco o cuadrante de Arquímedes, capaz de retrotraernos en el tiempo, y que su creador dejó partido en dos para que no cayera en malas manos. Claro que al principio parece que el objeto anhelado es la lanza de Longinos, la que hirió el costado de Cristo y que Hitler deseaba poseer por encima de cualquier otro tesoro, quizá por haberse quedado sin aquella Arca Perdida que también le arrebató Indiana Jones. Pero no nos liemos, porque no es precisamente contar bien una historia lo que de verdad interesa a los responsables de esta dicen que última entrega.

Lo suyo es dar a aquello mucha marcha, con una especie de prólogo de veinte minutos donde vemos a un Harrison Ford con el rostro rejuvenecido digitalmente (aunque está bien logrado, da un poco de grima, la verdad) volviendo a luchar con los nazis en 1944. Y, en ese sentido vertiginoso, destaca con fuerza una persecución entre dos “toc-tocs” por las calles de Tánger, ya en el 1969 en el que sucede la mayor parte de la película, entre celebraciones del éxito espacial por la llegada del hombre a la Luna. Las secuencias semifinales –las más sugerentes e inventivas– y un cierre sentimentaloide me los callaré para no fastidiar a los espectadores que sin duda irán en masa a ver este nuevo ‘Indiana Jones’ y amortizarán de sobra su presupuesto de cerca de 300 millones de dólares.

Avisemos prudentemente de que la inclemente música de John Williams, con diversas variantes de sus pasajes más conocidos para la serie, puede causar serios dolores de cabeza y de que no esperen ver demasiado a Antonio Banderas en el film, ya que tiene un papel casi episódico de pescador español experto en inmersiones. Los infinitos títulos finales, sin la esperable sorpresa de agradecimiento, confirman que los miles de profesionales que han intervenido en la película, sobre todo en el aspecto digital, casi no caben ni siquiera en el Bernabéu… Hay exito de taquilla asegurado.

"Black Flies", de Jean-Stéphane Sauvaire

No creo que, para nada, lo obtenga ‘Black Flies’, del realizador francés afincado en Estados Unidos Jean-Stéphane Sauvaire y protagonizada por Sean Penn, ya que sus imágenes no son precisamente agradables. Los dramáticos servicios que tiene que efectuar una pareja de enfermeros que llevan una ambulancia por zonas pobres de Nueva York, revela aspectos muy negros de una metrópolis tan variopinta y conflictiva como esta. El típico esquema, utilizado sobre todo por el cine policiaco, de relación laboral y amistad final de hombre experto que comparte una difícil labor con otro que acaba de llegar al oficio, queda aquí ligeramente matizado por la difícil psicología de ambos y la sensibilidad del más joven, que coprotagoniza Tye Sheridan. Personaje al que afecta cada vez más el encontrarse con terribles casos, en los que –se nos dice– las moscas siempre localizan a los muertos antes que nadie. De ahí el título de una película a la que sobra efectismo y grandilocuencia, razón por la que creo que ha sido mal recibida en Cannes.

Y déjenme avanzarles una estupenda sorpresa, proveniente de la sección paralela Un Certain Regard: ‘Rosalie’, de la francesa Stephanie di Giusto. Como, con su implacable látigo, Indiana Jones se ha apoderado de la mayoría del espacio de esta crónica, se lo cuento mañana.


(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 19 de mayo de 2023).


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