Si hay un director que filma bien las conversaciones entre
sus personajes, es sin duda Nuri Bilge Ceylan. Lo hacía también su confesado
maestro Ingmar Bergman, y él vuelve a insistir en su última película, ‘Las
hierbas secas’. De nuevo una “Conversation Piece”, que dicen los anglosajones,
le sitúa en el reflejo de los pliegues de la vida humana, en las incesantes
contradicciones en que todos nos movemos, en el juego dialéctico mediante el
que nos descubrimos u ocultamos. Nada que no domine el excelente cineasta
turco, que ya obtuvo en Cannes la Palma de Oro de 2014 con ‘Sueño de invierno’.
Mucho menos convincente, hasta suponer una fuerte decepción, es
‘May December’, la nueva obra de Todd Haynes, sobre todo recordando aquella
inolvidable ‘Carol’ que entusiasmó hace ocho años y con la que Rooney Mara
logró un Premio a la Mejor Actriz que debió ir a manos de Cate Blanchett. La
oferta era prometedora al máximo: el contacto que se establece entre una actriz
y el personaje que va a interpretar, una mujer que dos décadas atrás se hizo
famosa por el escándalo de haberse enamorado y mantenido relaciones sexuales
con un menor de 13 años. Interpretadas por Natalie Portman (también productora)
y Julianne Moore, con la sensibilidad demostrada por Haynes no solo en ‘Carol’,
sino también en títulos como ‘Lejos del cielo’ o la serie ‘Mildred Pierce’,
todo sonaba a música celestial.
Pero ‘May December’ no pasa de la superficialidad, le falta
intensidad en las secuencias de entre ellas dos que más deberían tenerla, y
acaba transitando por terrenos muy previsibles. Lastrada también por la pésima
interpretación de Charles Melton en el papel protagonista masculino, ya adulto,
el film podría haber sido una especie de ‘Persona’ –Bergman, de nuevo–, pero se
queda más cerca de ‘Quién te cantará’, de Carlos Vermut, en la simbiosis casi
vampírica entre actriz y personaje real.
Llegó la segunda presencia española en Cannes: el
largometraje de animación ‘Robot Dreams’, en el que Pablo Berger ha empleado
cinco años de su trabajo hasta lograr una película singular, a contracorriente
de los productos animados más comerciales. Se plantea el film el desafío de
situarse en las antípodas de estos: imagen en 2 dimensiones, dibujo lineal muy
sencillo, colores planos, gran despliegue de fondos ambientales de un Nueva
York de una época ya pretérita… Para más “inri”, sin un solo diálogo ni tampoco
seres humanos, aunque los animales y robots que pueblan las imágenes sí adoptan
formas antropomórficas. En definitiva, un gran empeño del autor de aquella
‘Blancanieves’ que tanto sorprendió en su día, porque Pablo Berger siempre se
halla dispuesto a transitar por caminos no trillados.
Y para que les cuente que valió, ¡y cómo!, la pena esperar
hora y media bajo la lluvia para comprobar después en las tres y media de ‘Killers
of the Flower Moon’ que, a sus ochenta años, Martin Scorsese sigue en plena
forma, tendrán que esperar a mi crónica de mañana. Sorry!
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 21 de mayo de 2023).
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