"El hijo de Saúl", de László Nemes
Parecía muy difícil hacer algo diferente y revelador sobre la
barbarie de los campos de concentración nazis. El húngaro László Nemes lo ha
logrado en ‘El hijo de Saúl’, de la que –a la tan solo tercera jornada de la
Sección Oficial– cabe ya augurar que será una de las películas fundamentales de
esta edición y segura candidata a la Cámara de Oro, al tratarse de una “opera
prima”. Centrada en un integrante de los “Sonderkommandos”, los grupos de
internos que, para conservar la vida, ayudaban a los nazis en las tareas más
despiadadas pero también cotidianas, es a través de él y mediante largos
planos-secuencia que le siguen como vamos asistiendo a las prácticas del
Holocausto. Su obsesión en que el cadáver de un adolescente es el de su propio
hijo y en que debe enterrarlo en solitario, no en una fosa común, y según el
rito judío con ayuda de un rabino al que busca a toda costa, conforma un relato
fuera de lo común.
Tremendamente duro, el film supone una auténtica pesadilla,
de la que el espectador no puede salir indemne. Porque lo que se nos muestra es
algo que no habíamos visto antes: los trabajos diarios que tienen que
desarrollar estos colaboracionistas, desde conducir a los detenidos a la cámara
de gas después de desnudarles y hacerles creer que van a una ducha colectiva,
hasta la limpieza y fregado de dicho recinto una vez ejecutados y repartidas
sus pertenencias o la manera en que arrojan las cenizas de los cadáveres tras
su paso por el crematorio. Pero todo ello reflejado en un segundo término, a
menudo desenfocado (porque el primero lo ocupa Saúl, el protagonista), sin la
más mínima complacencia ni exhibicionismo en el tratamiento de esos hechos. Por
supuesto, no se trata de una película para todos los paladares, pero sabe
llevarnos de forma magistral hasta dónde puede llegar la irracionalidad y el
fanatismo.
Con 38 años, ayudante de Béla Tarr en dos ocasiones, con tres
multipremiados cortometrajes en su haber, formado en París, recuerden el nombre
de László Nemes porque va a dar mucho que hablar a lo largo y ancho de este
Festival, en cuya Residencia de la Cinéfondation maduró el proyecto de ‘El hijo
de Saúl’, un film de los que dejan huella profunda.
"Irrational Man", de Woody Allen
Como en un partido de tenis, nos vamos al otro lado de la
pista para concluir que, con Woody Allen y su ‘Irrational Man’, también la
comedia, aunque sea un tanto “negra”, ha llegado felizmente a Cannes. Un guion
ejemplar que, entre citas a Kant, Schopenhauer, Sartre, Simone de Beauvoir o
Hannah Arendt (no se alarmen, el protagonista bien encarnado por Joaquin
Phoenix es un reputado profesor de filosofía), nos sitúa frente al hecho del
“crimen perfecto” y a toda una serie de graves cuestiones morales, da pie a que
volvamos a disfrutar gracias a su autor. Con esa facilidad narrativa que
asombra por su fluidez, con ese saber llevar al público por los caminos cómicos
o dramáticos según a él le apetece, ‘Irrational Man’, programada fuera de
concurso, también nos ha traído la presencia física de Allen en el certamen, lo
que siempre supone un regalo. Como el que le hace a España, a donde uno de sus
personajes femeninos está deseando viajar porque “es un país muy romántico”…
Otro estilo de comedia muy diferente es el de la primera
parte de ‘The Lobster’ (‘La langosta’), del griego Yorgos Lanthimos, que se dio
a conocer aquí con ‘Canino’ y que participa ahora en competición. Humor que
proviene del reflejo de una extraña sociedad futura donde las personas solteras
son transformadas en animales si no logran emparejarse en un plazo de 45 días,
que pasan en un hotel especializado en ello. Extraña trama, muy afín a su
director aunque ahora ruede en Irlanda y con reparto internacional, que cabe
considerar como una parábola sobre la imperiosa necesidad de la libertad de
elección. Porque la película se acaba convirtiendo en una
sincera historia de amor entre un hombre y una mujer que han escapado
precisamente de la obligación de juntarse, en un desafío al poder que se lo
exigía de manera coercitiva. Evidentemente, Woody lo habría hecho de manera muy
distinta.
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 16 de mayo de 2015).
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