El sabor del mejor cine clásico norteamericano rezuma de las
imágenes de ‘Carol’, de Todd Haynes, que ha logrado una entusiasta recepción en
la Sección Oficial de Cannes. Adaptación de "The Price of Salt", la segunda novela de Patricia
Highsmith, aunque la publicase bajo el seudónimo de Claire Morgan dada su
temática, la película es un ejemplo de cómo puede abordarse una historia de
relaciones personales, de carácter lésbico en este caso. Precisión en la puesta
en escena, dominio de los diálogos y las situaciones, sentido del ritmo,
inmejorables interpretaciones a cargo de Cate Blanchett y Rooney Mara…, todo
contribuye al alto nivel ofrecido por el film.
"Carol", de Todd Haynes
Situada en el Nueva York de 1953, con una excelente
ambientación aunque esté rodada en Cincinnati, ‘Carol’ narra la historia de
amor entre dos mujeres de muy diferente psicología y clase social: si Carol
aporta la sofisticación y dominio seductor propios de un sector social
acomodado, Therese es una tímida dependienta de una tienda de juguetes y
aspirante a fotógrafa. Contada a través de un gran “flash-back” que se inicia a
poco de comenzar la película y finaliza casi en su término, esa relación
homosexual viene trazada con gran sensibilidad y dominio; nada sobra ni nada
falta en su difícil desarrollo. Difícil porque tiene que hacer frente a un
entorno social hostil y moralista, como corresponde a los Estados Unidos de la
etapa de Eisenhower, muy distinto al actual.
Quienes recuerden ‘Lejos del cielo’, con Julianne Moore, que
el propio Todd Haynes realizó en 2002, encontrarán aquí un tono similar y tan
acertado como entonces. Igual que quienes siguieron por televisión la serie de
la HBO ‘Mildred Pierce’, con Kate Winslet en el papel protagonista que en su
día desempeñó Joan Crawford. En el fondo, son trabajos muy similares de un
cineasta que se halla a gusto entre conflictos amorosos, recreaciones de época
y una cierta reformulación del melodrama, en el sentido adecuado del género y
la propia palabra. Terreno del que, probablemente, sea Haynes su máximo valedor
actual.
A distancia sideral de ‘Carol’ se sitúa ‘Mon roi’ (‘Mi rey’),
la otra película presentada en competición dentro de la jornada del domingo. En
este caso, el centro de interés es la conflictiva relación de una pareja,
fascinada ella por la simpatía y el empuje de uno de esos típicos hombres tan
atractivos en principio como enormemente aniquiladores después. Ha realizado el
film una actriz y directora muy conocida en Francia, Maïween (que ya fuese
seleccionada y premiada aquí por ‘Polisse’ hace tres años), y lo protagoniza, junto
a Vincent Cassel, otra directora y actriz, Emmanuelle Bercot, quien
precisamente inaugurase el Festival con ‘La tête haute’. Un empeño, el de ‘Mon
roi’, parejo en ambición e insuficiencia psicológica, que desde luego se queda
lejos de esa autoproclamada “autopsia de
una pasión destructora” que dice
querer ser.
Pretensión y realidades que se aúnan, sin embargo, en ‘Le
Tout Nouveau Testament’ (‘El completamente Nuevo Testamento’), que ha envuelto
de diversión y ovaciones la Quincena de Realizadores. Se trata de una fábula o
un cuento trazado por el belga Jaco Van Dormael, toda una revelación con la
Cámara de Oro de Cannes lograda en 1991 por su “opera prima”, ‘Toto el Héroe’,
pero cuya carrera había declinado después. La situación de partida del film es
ya muy especial: Dios es un ser terrible que vive en Bruselas, casado con una
mujer sumisa y una hija de diez años, Éa, hermana de Cristo, al que llama JC,
que se rebela contra la brutalidad de su padre y decide elaborar un Nuevo
Testamento que reflejará su búsqueda de seis peculiares apóstoles que sumar a
los doce de siempre… No siempre brillan en la película la originalidad y el
sentido del humor de su planteamiento, sobre todo en una morosa parte central
donde palidece la originalidad, pero Van Dormael acaba siendo enormemente
eficaz cara al público si acepta su humor y su envite nada blasfemo.
Más se escandalizaron quienes, en la diaria y desesperada
búsqueda de localidades que caracteriza a Cannes, vieron a dos chicas jóvenes
de muy buen ver que ofrecían sus “favores
sexuales” al que les diera una entrada. La organización rápidamente las
retiró de delante del Palacio del Festival…
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 18 de mayo de 2015).
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