"Mia madre", de Nanni Moretti
Hemos podido seguir la vida de Nanni Moretti a través de su
filmografía: el radicalismo de su juventud, su compromiso político desde la
decepción con el Partido Comunista a la feroz crítica contra Berlusconi, la
relación con los hijos…, hasta llegar a la mantenida con su madre, objeto de
esta ‘Mia madre’ que –con toda justicia– ha sido ovacionada en Cannes. Nada más
que esta vez no es el propio Moretti el protagonista, sino una cineasta de su
edad que, maravillosamente interpretada por la gran Margherita Buy, supone un
claro trasunto del realizador italiano, que se guarda el importante papel del
hermano de la directora. Con tan solo una docena de películas en su haber,
desde 1976, y a un ritmo de una cada cuatro o cinco años, Moretti demuestra ahora
una gran madurez en todos los sentidos, mejorando sus precedentes ‘Habemus Papam’
e ‘Il Caimano’ y al nivel de ‘La habitación del hijo’.
Como se decía en las antiguas gacetillas publicitarias, “se
ríe y se llora” en ‘Mia madre’, verdadera tragicomedia en la que a una mujer
cineasta le coinciden el rodaje de una película con tema social y participación
en ella de una “star” norteamericana (John Turturro), con la grave enfermedad
de su madre (espléndida Giulia Lazzarini, actriz del Piccolo Teatro), además de
una ruptura sentimental y una cierta incomunicación con su hija adolescente. No
me parece casual que, aunque dirigida por un hombre, Moretti se haya apoyado en
el trabajo de tres guionistas femeninas. Porque sabe reflejar muy bien los
condicionamientos de las mujeres al otro lado de la cámara, distintos de los de
sus colegas masculinos, y así lo muestra en el film, que también supone un
rodaje dentro de un rodaje, con momentos hilarantes que vienen a compensar el
drama que se vive junto a la cama del hospital donde reposa la madre o los
recuerdos y las pesadillas que asaltan a la protagonista.
"The Sea of Trees", de Gus Van Sant
Si ‘Mia madre’ ha sido lo más aclamado de lo que llevamos de
esta edición del Festival, el récord de abucheos se lo ha llevado ‘The Sea of
Trees’ (‘El mar de árboles’), de Gus Van Sant, un fracaso inexplicable en quien
ha sido capaz de crear títulos como ‘Elephant’, Palma de Oro en 2003, ‘Paranoid
Park’, ‘Mi nombre es Harvey Milk’ o ‘Restless’. Lo peor que le puede suceder a
una película hecha para conmover e impresionar plano a plano, es que no consiga
ninguna de las dos cosas. Lo más fastidioso cuando se prepara un “one man show”
para un actor como Matthew McConaughey, es que su esforzado trabajo resulte
baldío, como el de una Naomi Watts que inevitablemente llora, igual que de
costumbre, en cada uno de los abundantes “flash-backs” que pueblan el film. Si
ayer citábamos como ejemplo de guion el de Woody Allen para ‘Irrational Man’, o
podemos hacerlo hoy con el de ‘Mia madre’, todo lo contrario cabe decir del de
‘The Sea of Trees’, sobre la que un crítico norteamericano ha llegado a decir
en su “blog” nada menos que es la peor participación de su país en la Sección
Oficial de la historia del Festival…
Un Festival en el que, si no está Almodóvar, desde 2009 el
cine español suele estar prácticamente ausente. En este caso, solo representado
por ‘Un día perfecto’ (o ‘A perfect day’, si prefieren el inglés en que está
hablado el film), de Fernando León de Aranoa, y el cortometraje ‘Pueblo’, de
Elena López Riera, ambos en la muestra paralela Quincena de Realizadores. A los
que cabe sumar otro corto, ‘Victor XX’, de Ian Garrido, práctica de la Escuela
de Cine catalana (ESCAC) seleccionada por la Cinéfondation entre las de centros
académicos de todo el mundo. Dado que el pase oficial de ‘Un día perfecto’
tiene lugar bastante más tarde que el cierre de la presente crónica, y teniendo
en cuenta su próximo estreno en España, dejemos solo constancia de la presencia
en Cannes de esta historia de cooperantes en una zona de guerra, nacida de las
experiencias en directo de un Fernando León que ya las ofreciese con acierto en
el terreno documental. Algún día habrá que hablar largo y tendido de por qué el
cine español apenas accede a este Festival, cuya vitrina dorada se le sigue
negando con insistencia.
(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 17 de mayo de 2015).
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