Me temo que, con las alegrías poselectorales, que yo les
hable de Cannes, de las importantes películas vistas en él y de la justicia o
injusticia de su Palmarés, les va a sonar más bien a chino. Pero para algo es
el primer Festival del mundo, y muchos de los títulos que han protagonizado sus
doce jornadas van a llegar hasta ustedes en los próximos meses. Hay varios que
son de la máxima valía; otros que serán olvidados con rapidez, producto de un
certamen con una primera mitad excelente y una segunda en claro declive. Precisamente,
cuando el Jurado Internacional, presidido por los hermanos Coen y con alguna
celebridad indiscutible como Rossy de Palma, ha encontrado buena parte de sus
premios, empezando por la sorprendente ganadora, Dheepan, de Jacques Audiard.
"Dheepan", de Jacques Audiard, Palma de Oro
Esta 68 edición de Cannes se había montado a mayor gloria del
cine francés, con cinco películas a competición –sobre diecinueve– más otras
tantas en otros apartados de la Selección Oficial, entre ellas las de inauguración
y clausura, e innumerables en las secciones paralelas. El empeño, pese a ser
muy criticado en todos los medios, le ha salido bien a los organizadores. Porque
el Jurado ha querido ser agradecido y colaborador, situando a tres films galos en
el Palmarés: la citada Dheepan y La loi du marché y Mon roi a través de Vincent Lindon, premio merecido al Mejor Actor,
y Emmanuelle Bercot, premio inmerecido a la Mejor Actriz, “ex aequo” con Rooney
Mara, con agravio hacia su compañera en Carol,
la espléndida Cate Blanchett del no menos estupendo film de Todd Haynes.
Por el contrario, el gran perdedor de esta 68 edición es el
cine italiano, que presentaba en la Sección Oficial a sus tres mayores “pesos
pesados”: Nanni Moretti con Mia madre,
Paolo Sorrentino con Youth y Matteo
Garrone con Il racconto dei racconti. Se conoce que como no
había en el Jurado ningún miembro de su país, nadie les valoró debidamente y se
han ido con las manos vacías, mientras que los paneles de puntuaciones y los
rumores apuntaban hacia los dos primeros como grandes favoritos.
"El hijo de Saúl", de László Nemes, Gran Premio del Jurado
Siempre cabe preguntarse qué es lo que quedará de una
concreta edición. Aparte de los films de Moretti y Haynes o la continuidad en
la obra de Hirokazu Kore-eda en Nuestra
hermana pequeña y de Hou Hsiao-Hsien en La asesina, para mí la
auténtica “revelación” de este Cannes ha sido El hijo de Saúl, de László Nemes, con una aproximación al tema del
Holocausto como no habíamos visto antes. En este caso el Jurado sí ha acertado
al otorgarle su Gran Premio, el segundo en orden de importancia, como también
la crítica internacional reunida en la FIPRESCI. Quizá en nuestra memoria permanezcan,
ante todo, las terribles imágenes del film húngaro dentro de un Festival que no
ha colmado las expectativas creadas.
(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2015).
No hay comentarios:
Publicar un comentario