El Paraíso perdido, según Malick



¿Se puede admirar una obra con cuyo contenido y motivación no se está de acuerdo? Es una pregunta fundamental en la crítica artística de nuestros días, especialmente crucial en el terreno del cine, que suele adoptar unas formas narrativas que solicitan nuestra adhesión o rechazo. Y decisiva en el caso de una película como A Hidden Life, donde Terrence Malick vuelve a impregnar sus imágenes de una óptica cristiana, con un acercamiento teológico que se podría resumir en la frase bíblica de “Padre, ¿por qué nos has abandonado?”. Quienes no participamos de ese pensamiento, ¿debemos rechazar Una vida oculta en función de una ideología diferente o de una carencia de religiosidad? Pienso sinceramente que no, porque Malick ha encontrado la forma artística adecuada para plantearnos ante todo una reflexión, una serie de interrogantes éticos frente a los que pide respuesta.

"A Hidden Life", de Terrence Malick

Se basa A Hidden Life en la historia real de Franz Jägerstätter, un campesino austriaco que se negó a jurar fidelidad a Hitler y, por tanto, se resistió hasta el final a integrar las filas del nazismo en la II Guerra Mundial. Su sacrificio en nombre de una conciencia que mantuvo siempre activa (apoyado por su mujer y en contra de los vecinos del pueblo en que vivía, que le tachaban de cobarde), fue reconocida muchos años después por la Iglesia católica que dictó su beatificación en la etapa del Papa Ratzinger, quien paradójicamente había militado en las Juventudes Hitlerianas… Pero más allá de una historia concreta, lo que muestra Malick –una vez más– es su búsqueda de aquel Paraíso original que se perdió a causa del Mal ejercido por los seres humanos, pero que quizá todavía seamos capaces de alcanzar en el futuro.

Se piense como se piense, considero Una vida oculta un film magistral, en mi opinión el mejor de los vistos este año en Cannes cuando solo quedan tres días de la Competición. Aunque la Prensa internacional se ha decantado hasta ahora con claridad por Dolor y gloria, la película de Almodóvar que ha tenido una impresionante acogida en Cannes, con diez minutos de ovación en su pase oficial y una consideración general de favorita para la Palma de Oro, que en su día ya rozó el director manchego con Todo sobre mi madre y Volver. Como el film ya ha tenido su espacio en estas páginas de Turia, me limito a decir que me sumo a la crítica que aquí publicó Pedro Uris con motivo de su estreno en Valencia.

"Sorry We Missed You", de Ken Loach

Produce alegría constatar que “viejos rockeros” como Ken Loach (con nada menos que casi 83 años) y los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, en ambos casos ganadores dos veces de la Palma de Oro, continúan en muy buena forma. Lo demuestran Sorry We Missed You y Le jeune Ahmed, donde siguen abordando temas acuciantes de la más incómoda realidad: la nueva explotación obrera mediante el sistema de los “emprendedores autónomos” y su profunda repercusión en la vida cotidiana de una familia, en el caso del gran cineasta británico; el del fanatismo yihadista encarnado en un adolescente de trece años, que aborda la pareja de realizadores belgas, enfrentándose a un tema particularmente difícil.

Una visión marcada por el compromiso y el realismo, en la que también cabe incluir la muy valiosa ópera prima Les Misérables, del franco-maliense Ladj Ly, que recurre al género de acción para mostrar el desarraigo y la violencia en la “banlieue” parisina. Y respecto al cada vez más omnipresente cine francés dentro de todas las secciones del certamen, destaquemos, en una línea estilística opuesta, Portrait de la jeune fille en feu, de Céline Sciamma, donde la creación del retrato de una mujer forzada a casarse en la Francia de 1770, se fusiona con la historia de amor que surge entre ella y su pintora.

"Once Upon a Time... in Hollywood", de Quentin Tarantino

Si en nuestra primera entrega constatamos la decepción ante los zombies sacados de sus tumbas por Jarmusch, con Tarantino y su esperadísima Once Upon a Time… in Hollywood no hay que hablar de sorpresa sino de confirmación de que se trata del mayor “bluff” del cine contemporáneo, por mucho que sus películas, sus protagonistas, su violencia gratuita, su vocación de homenajear películas de serie B o Z, sigan haciendo correr ríos de tinta. Espero que el Jurado presidido por Alejandro González Iñárritu no caiga en la tentación de incluirla entre los premios de esta 72 edición, a los que todavía pueden acceder nombres relevantes como Bellocchio, Kechiche, Dolan o Desplechin. Lo veremos al analizar el Palmarés en nuestra próxima crónica.

(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2019).

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