"Le jeune Ahmed", de Jean-Pierre y Luc Dardenne
No es un tema precisamente fácil el que han elegido
Jean-Pierre y Luc Dardenne para su última película, ‘Le jeune Ahmed’: el
fanatismo yihadista a través del personaje de un adolescente de trece años,
captado por el imán del barrio hasta convertirle en un obseso religioso.
Siempre esta pareja de cineastas belgas se han caracterizado por tratar
problemas sociales espinosos y de una actualidad que nos afecta. Aquí dan un
paso adelante, atreviéndose a penetrar en un mundo nada frecuente en las
pantallas, a no ser de forma esquemática o caricaturesca.
Me recuerda ‘El joven Ahmed’ a ‘Lacombe Lucien’, aquella
excelente película de Louis Malle que abordaba la educación fascista de un
muchacho que se une a los colaboracionistas con el nazismo en la Francia
ocupada. En este caso, se trata de otra doctrina fanática, la versión más
extremista de la religión musulmana, la que se inculca a un todavía crío que la
abraza con entusiasmo. En un país como Bélgica, que ha sufrido de manera
continuada los estragos del terrorismo de este signo, el empeño de los hermanos
Dardenne por retratar tal proceso de deformación posee especial valía. A él se
consagra una primera parte de la película, mientras que su desarrollo posterior,
en tan solo 84 minutos, nos habla sobre todo de las consecuencias del acto de
violencia cometido por Ahmed.
Participantes en nada menos que ocho ocasiones en la
Competición de Cannes, dentro de la que han obtenido dos Palmas de Oro por
‘Rosetta’ en 1999 y ‘L’enfant’ en 2005, además de otros premios, los Dardenne
han confesado los problemas que les ha planteado la construcción de este
personaje protagonista, cuya definición –en una etapa de consolidación de la
personalidad– no resultaba nada sencilla. Quizá de eso se resiente un tanto ‘El
joven Ahmed’, porque querríamos saber más de él en profundidad para entenderlo
plenamente. Pero es el camino elegido por sus autores para dejar que el
espectador saque sus conclusiones a partir de los bosquejos y apuntes que ellos
van situando en las imágenes. Los Dardenne, en este sentido, vienen a ser como
unos pintores que privilegian la sugerencia plástica sobre el brochazo final.
"O que arde", de Óliver Laxe
Algo no tan lejano practica Óliver Laxe en su tercer
largometraje, ‘O que arde’, que ha presentado en Un Certain Regard, después de
haber “escalado” y logrado reconocimientos por las otras secciones paralelas,
la Quincena de Realizadores (con ‘Todos vós sodes capitáns’ en 2010) y la
Semana de la Crítica (con ‘Mimosas’ en 2016). Más abierta y comunicativa que
estas dos películas previas, ‘Lo que arde’ se centra en la persona de un
pirómano, que sale de la cárcel tras dos años de reclusión, y de su anciana
madre, dedicada a cuidar sus vacas. No se sabe mucho de él, de los motivos por
los que quemó un bosque ni de otras facetas, salvo que en tiempos “lo pasó muy
mal”, según dice un vecino de la zona montañosa donde habitan y en la que
acabará declarándose un fuego devastador. Con actores no profesionales, estilo
semidocumental y hablada en gallego, ‘O que arde’ encuentra sus mejores
imágenes cuando Laxe otorga cierta dimensión casi fantástica a un relato pegado
a la tierra.
Por un paisaje muy diferente, el de la bellísima Sintra
portuguesa, se mueven los personajes de ‘Frankie’, coproducción entre ese país
y Francia pero dirigida por el norteamericano Ira Sachs. Hasta allí han llegado
invitados por una famosa actriz, conocida por el nombre que da título a la
película e interpreta Isabelle Huppert, deseosa de reunir a su familia antes de
que próximamente llegue el fin de sus días. Las historias entrecruzadas de
todos esos familiares adoptan un aire “rohmeriano”, que no quita para que el
plano final sea un claro homenaje a Kiarostami. Delicada con el tema siempre
espinoso de la muerte, fluyendo con naturalidad, basada en diálogos a menudo
bien construidos, ‘Frankie’ mantiene un nivel estimable aunque tampoco vaya
mucho más allá de lo previsible.
Y termino la crónica a toda velocidad, porque va a comenzar
la proyección de ‘Once Upon a Time… in Hollywood’, de Quentin Tarantino, con
alfombra roja de lujo para él, Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. La película más
esperada y deseada del Festival, aunque no para mí, perdonen la franqueza..
(Publicado en "El Norte de Castilla", 22 de mayo de 2019).
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