Bong Joon-ho, tras recibir la Palma de Oro por "Parásito"
Ya lo dijimos en la crónica del pasado viernes: a medida que
pasaban las horas, ‘Parásito’, la película del coreano Bong Joon-ho, iba
ganando metros en la carrera hacia la Palma de Oro. No es que tuviéramos hilo
directo con el Jurado (ni yo ni nadie, porque sus integrantes viven casi
aislados del resto de los mortales), pero quien posea una cierta experiencia en
Festivales ya sabe olfatear el viento que predomina en cada instante. Y el de
‘Parásito’ era creciente sin parar, mientras declinaba un tanto el de ‘Dolor y
gloria’, que se había visto una semana antes e iba quedando lejana.
Así las cosas, no ha sorprendido demasiado que Bong Joon-ho llegase
a lo más alto del Palmarés, a una cima a la que –por sexta vez– no ha accedido Almodóvar,
en una edición que precisamente parecía idónea para ello. El éxito se ha
limitado al Premio al Mejor Actor para Antonio Banderas, y sin que tampoco Jurados
paralelos al Oficial, como el de la Prensa Internacional, Fipresci, o el de los
Cines de Arte y Ensayo, mostrasen sus preferencias por ‘Dolor y gloria’.
Atrapados por el “vendaval Tarantino”, cuyo ‘Érase una vez… en Hollywood’ (felizmente,
nada premiada) monopolizó la jornada en la que también se vio ‘Parásito’,
muchos postergaron o incluso ignoraron al excelente y revulsivo film coreano.
Ahora se estarán arrepintiendo.
Antonio Banderas, con su Premio al Mejor Actor por "Dolor y gloria"
Peor que a ‘Dolor y gloria’, sin duda, le ha ido a títulos
decisivos en el certamen y que ya destacamos a medida que iban siendo
presentados. Me refiero a ‘Una vida oculta’, ‘Sorry We Missed You’ y ‘El
traidor’, los grandes perdedores de esta edición, cuando en realidad son obras
que quedarán entre los mejores recuerdos de ella. Ignorar totalmente los grandes
trabajos últimos de Terrence Malick, Ken Loach y Marco Bellocchio por parte del
Jurado presidido por Alejandro González Iñárritu, resulta difícil de creer y
justificar. Cuando, por el contrario, se eleva a los máximos niveles del
Palmarés películas como ‘Atlantique’, opera prima de la franco-senegalesa Mati
Diop, tan voluntariosa como precaria artísticamente; o la pretenciosa y confusa
‘Bacurau’, de los brasileños Mendonça Filho y Dornelles, los criterios de ese
Jurado no me parecen demasiado ecuánimes ni elogiables.
Los hermanos Dardenne, Premio a la Mejor Dirección por "Le jeune Ahmed"
Por el contrario, sí me parece acertado el Premio a la
Dirección para los hermanos Dardenne por ‘El joven Ahmed’, sobre todo por
tratar con tacto y sutileza un tema tan difícil como el arraigo de las ideas
yihadistas más radicales en un adolescente belga de trece años. Igual que,
aunque sea “ex aequo”, resulta de justicia el Premio del Jurado para ‘Les Miserables’,
del franco-maliense Ladj Ly, en su descripción de los enfrentamientos entre la
policía y grupos de jóvenes de un barrio dormitorio de París.
Otra película francesa, la valiosa ‘Retrato de la muchacha
entre llamas’, de Céline Sciamma, guardaba mayores expectativas que ser valorada
solo por su guion. En cuanto al Premio a la Mejor Actriz para la británica Emily
Beecham por ‘Little Joe’, de Jessica Hausner, deja patente el hecho de una
edición con escasas protagonistas femeninas (aunque se trata de un papel de
reparto, yo le habría dado el galardón a la Julieta Serrano de ‘Dolor y gloria’…).
Se cierra el Palmarés reconociendo con una Mención Especial a ‘It Must Be
Heaven’, curioso –y no mucho más– ejercicio humorístico del palestino Elia
Suleiman, en plan Tati, sobre el disparate cotidiano del mundo actual, que
también ha cautivado a los miembros del Jurado de la Fipresci.
En un Festival que ha tenido un alto nivel de calidad, nueve
sobre los veintiún largometrajes que competían en la Sección Oficial se han
visto así recompensados. Destaca el que ninguno de los cinco films
norteamericanos a concurso haya conseguido el más mínimo premio, mientras que,
en cambio, sí lo obtenían, directa o indirectamente, tres de las cuatro
cineastas mujeres que concurrían en la Competición Oficial. Una fortísima
proporción, quizá como homenaje a esa inolvidable Agnès Varda a la que, tras su
reciente fallecimiento, el cartel de la 72 edición recordaba con una imagen
suya filmando un plano en difícil equilibrio. Ese mismo equilibrio que necesita
el Festival para mantener su dimensión y su aureola de primer certamen del
mundo, mientras Venecia, Berlín o Toronto están al acecho…
Hasta Cannes 2020.
(Publicado en "El Norte de Castilla", 27 de mayo de 2019).
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