Palma para una feroz metáfora sobre la lucha de clases



Tres películas sobresalieron, en un sentido u otro, dentro de los últimos días de la Competición Oficial de Cannes: Parásito, de Bong Joon-ho; El traidor, de Marco Bellocchio, y Mektoub, My Love: Intermezzo, de Abdellatif Kechiche. La primera obtuvo la Palma de Oro que muchos creían destinada a Pedro Almodóvar y su Dolor y gloria, finalmente representada en el Palmarés tan solo por el trabajo de Antonio Banderas. La segunda es un impresionante alegato contra la Mafia en la que Marco Bellocchio continúa la tradición del mejor cine político italiano. Y la tercera se erigió en el “film escándalo” del Festival por su sexo explícito y por sus tres horas y media centradas en un grupo de jóvenes bailando y charlando en una discoteca.
"Parásito", de Bong Joon-ho

El coreano Bong Joon-ho, con títulos como Memories of Murder, The Host y Okja, ya venía siendo apoyado por la crítica especializada, que apreciaban en él una inteligente y peculiar mezcla de elementos realistas y fantásticos. Son también los que integran Parásito, que parte de las vicisitudes de una familia pobre para ir reflejando su forma de introducirse paso a paso en otra muy rica y los inesperados conflictos que ello genera. Metáfora sobre la lucha de clases (que recuerda Los fieles sirvientes, de Paco Betriú), con un humor negro y hasta cruel, la película supone un ejercicio en el alambre del que sale triunfadora por su capacidad para hallar caminos originales para la trama.

"Il traditore", de Marco Bellocchio

Pasar de Parásito a El traidor señala la variedad de obras que ha ofrecido la 72 edición de Cannes. Porque en el caso del film de Bellocchio (que muestra una admirable vitalidad y dominio narrativo a sus casi ochenta años) de lo que se trata es de poner en pie una profunda requisitoria sobre la Mafia siciliana a partir de las confesiones aportadas al juez Giovanni Falcone por parte del “arrepentido” Tommaso Buscetta. De forma opuesta a esa manera estilizada con que Hollywood ha enfocado habitualmente la Cosa Nostra, y optando por una vía realista y muy cercana a los hechos, Bellocchio reconstruye tres macroprocesos iniciados a raíz de las revelaciones de Buscetta, dos contra sus antiguos compañeros y otro contra el ex primer ministro (en siete ocasiones) Giulio Andreotti, a quien se acusaba de colaboración con la Mafia. Acierta El traidor a no tratar a su protagonista como un “héroe”; el único verdadero héroe cívico que muestra el film es el citado juez Falcone, cuyo asesinato llega al espectador mediante impresionantes imágenes.

"Mektoub, My Love: Intermezzo", de Abdellatif Kechiche

Desmesura es la palabra idónea para Mektoub, My Love: Intermezzo, segunda parte de una trilogía comenzada por el film de igual nombre pero con el subtítulo Canto uno, de bastante mejor recuerdo. Obsesionado por retratar culos femeninos en primer plano (la “bloguera” Anaïs Bordages contó 178…) mientras las chicas bailan “twerk”, que consiste en mover el trasero a ritmo “techno” como una lavadora cuando centrifuga, el enfoque sexual dado por Kechiche no proviene tanto de esas infinitas secuencias como de la quincena de minutos que recoge el “cunnilingus” no simulado, y tampoco justificado dramáticamente, que experimenta la protagonista del relato en un sórdido lavabo de discoteca.

Muy lejos de la espléndida La vida de Adèle, que consiguiera en 2013 la Palma de Oro, el film ha jugado al escándalo en Cannes, igual que lo ha hecho Liberté, donde Albert Serra recoge una noche de “cruising”, o sexo practicado en espacios públicos (aquí, un oscuro bosque) por parte de un grupo de aristócratas libertinos en la Francia de finales del siglo XVIII. Película que le ha valido al director catalán el Premio del Jurado de la sección paralela Un Certain Regard, que también ha recompensado con un galardón similar la para mí más valiosa O que arde, del gallego Óliver Laxe. Quien lo agradeció aludiendo al “cine esencial” que entendía que ambos films representan y que echa de menos en el conjunto del actual cine español.

Ha sido esta de 2019 una sobresaliente edición de Cannes, con un alto nivel de calidad dentro de la Sección Oficial. Lo único que me parece imperdonable es que se hayan quedado totalmente fuera del Palmarés obras de la importancia y significación de Una vida oculta, Sorry We Missed You y El traidor. Aunque haya acertado en los casos de Parásito, los hermanos Dardenne en el Premio a la Dirección o Los miserables con el del Jurado (no por recompensar a la senegalesa Atlantique o a la brasileña Bacurau), el del primer Festival del mundo no puede despreciar así a autores tan fundamentales del cine contemporáneo como Malick, Loach o Bellocchio.

(Publicado en "Turia" de Valencia, mayo de 2019).

No hay comentarios:

Publicar un comentario