Quizá por esa consideración generalizada, Cannes hace de su
capa un sayo. Muchas advertencias con medidas sanitarias, muchos controles por
todas partes tanto de este tipo como los ya habituales antiterroristas, mucha
propaganda de que la Prensa ya no accede directamente a las proyecciones y
tiene que reservar entradas, pero son sin numerar y hay las mismas colas o
incluso más que en pasados años, las salas están repletas sin butacas o filas
de separación y no se guarda para nada la distancia de seguridad entre ellas. Y
ahí sigue la alfombra roja, el desfile de las “estrellas”, las firmas de
autógrafos y demás parafernalia de costumbre. Como si el certamen estuviera
dentro de una bola de cristal, sin ser afectado por el virus, apenas citado en
una ceremonia de inauguración por la que se diría que no ha pasado cuanto ha
pasado. En la que, por cierto y aparte de presentar al Jurado presidido por
Spike Lee (también protagonista de un cartel realmente feo, no como el de tantas
ediciones pasadas), Pedro Almodóvar entregó a Jodie Foster la Palma de Oro
honorífica que le ha otorgado el Festival.
Mientras otros certámenes que se atrevieron a ser
presenciales en 2020, se esforzaron por extremar las medidas de seguridad
sanitaria reduciendo su programación y ofreciendo más pases de las películas
que compensasen el menor aforo de las salas, Cannes ha hecho precisamente lo
contrario. Quizá porque había mucho en reserva de la camada de la temporada
anterior, pero lo cierto es que se han creado dos nuevas secciones oficiales, “Cinéma
& Climat”, con films de contenido ecológico, y “Cannes Première”, nueva
vuelta de tuerca a lo que ya suponían, aparte de la Competición, los títulos fuera
de concurso, las sesiones especiales o la tradicional Un Certain Regard, en un
galimatías poco explicable y difícil de seguir. Con lo que la Selección Oficial
alcanza la disparatada cantidad de 82 películas en 12 días. Eso, sin contar las
secciones paralelas de siempre, Quincena de Realizadores, Semana de la Crítica
y la creciente selección de la ACID. Una completa locura.
Pero como Cannes no tiene bastante con una inauguración,
también ha tenido una pre-inauguración mediante el documental The Story of Film: A New Generation, donde
el conocido especialista Mark Cousins desarrolla a lo largo de cerca de tres
horas sus consideraciones sobre lo más significativo del cine del siglo XXI.
Con opiniones subjetivas, como es lógico, pero que en muchas ocasiones rozan lo
gratuito y caprichoso. Poco aparece el cine español en él: solo la Cineteca de
Matadero, en Madrid, y una rememoración de Ana Mariscal a raíz de la búsqueda,
no se sabe muy bien por qué, de su casi oculta tumba en el madrileño cementerio
de la Almudena. Una Ana Mariscal a la que parece que aquí se busca redescubrir;
de hecho, una restauración de El camino,
su adaptación de la novela de Delibes, muy superada por la serie realizada por
Josefina Molina para TVE, la encontramos en la sección Cannes Classics –otra
muestra ya consolidada– junto a Buñuel,
un cineasta surrealista, documental de Javier Espada.
(Publicado en "Turia" de Valencia, 9 de julio de 2021).
No hay comentarios:
Publicar un comentario