Un Palmarés que es una desgracia

 

Siempre he creído que no hay que dar demasiada importancia a las decisiones de los Jurados de los festivales. Al fin y al cabo, es solo la opinión de un grupo de profesionales, tan válida o inválida como la de cualquiera que está en el certamen como espectador o como crítico. Pero la situación varía cuando un determinado galardón puede ser el salvoconducto de una forma de entender el cine, de marcar una tendencia para el futuro capaz de resultar muy nociva. Si ese galardón es la Palma de Oro y tiene a Cannes como altavoz mundial, el asunto ya resulta verdaderamente preocupante. Es lo que sucede con la obtenida por ‘Titane’ en esta 74 edición del Festival.

Julia Ducournau recibe de Sharon Stone la Palma de Oro por "Titane"

Sucedió en los 90 con Tarantino y su ‘Pulp Fiction’, cuyo premio máximo no solo le subió a los altares sino que popularizó una concepción del hecho cinematográfico que, particularmente, considero muy nociva, sobre todo por los múltiples acólitos que la siguieron. Me temo que va a suceder lo mismo con esta hiperviolenta ‘Titane’, con la que la joven Julia Ducournau puede crear escuela, lo mismo que con ella ha hecho su claro inspirador Gaspar Noé. Cabe pensar que esta postura de rechazo a la violencia procede de actitudes moralistas que no comparto en absoluto. O de un rechazo frontal al cine de género más o menos fantástico y de terror, que tampoco es mi caso. Sí estoy en contra del “gore” que puebla, sobre todo, la primera media hora del film, y de la gratuidad generalizada de cuanto en él ocurre, según ya reflejé en mi crónica del día de su proyección. Me alegro de que la francesa Julia Ducournau, con sus 37 años, sea la segunda mujer que logra la Palma de Oro, tras la obtenida “ex aequo” por Jane Campion ¡hace casi tres décadas! con ‘El piano’, pero lamento que lo sea con una película ante la que vuelvo a plantearme la pregunta de por qué tanta violencia en la pantalla.

Tiene que haber influido en la decisión la personalidad de un cineasta “showman” y poco consistente como Spike Lee, presidente del Jurado internacional. El impacto mediático que sin duda logro ‘Titane’, con discusiones y ríos de tinta y de imágenes muy bien promocionadas, quizá haya influido en su ánimo y en el de sus subordinados. Pero no se entiende muy bien cómo casa esta decisión con la del obligado tributo a Leos Carax por su errática dirección de ‘Annette” y el galardón dividido entre ‘Un héroe’, de Asghar Farhadi, y ‘Compartimento nº 6’, del finlandés Juho Kuosmanen. Y, todavía más abajo, a ‘Memoria’, la delicada miniatura sobre el tiempo de Apichatpong Weerasethakul, y la grandielocuente ‘La rodilla de Ahed’, ejercicio sumamente egocéntrico del israelí Nadav Lapid. Aunque, en el fondo, lo más grave del Palmarés es que se haya rechazado de plano el humanismo y la autoría creativa que se deriva de ‘Les Olympiades’ o ‘Tre piani’, totalmente ausentes de él. Eso sí resulta coherente: ensalzar a Julie Ducournau y olvidar a Audiard y Moretti.

No se ha ignorado del todo a ‘Drive My Car’, la película preferida por la crítica internacional (que, sin embargo, solo dio un 1.6 de media sobre 5 puntos a ‘Titane’) a la que se busca el consuelo de un Premio al Guion, que debería ser compartido con Anton Chejov, verdadero inspirador de su relato. Resulta lógico que la obra de Hamaguchi se haya llevado el galardón de la Federación que agrupa a los críticos, FIPRESCI, al considerarla “extremadamente sutil, una fantástica obra sobre el poder eterno del arte”. Que los reconocimientos a la Mejor Actriz y al Mejor Actor –Cannes no juega a la tontería del premio unitario– hayan recaído en la omnipresente Renate Reinsve por la noruega ‘Julia, en doce capítulos’, y el norteamericano Caleb Landry Jones en su incorporación del psicópata que mató a 35 personas en la Tasmania de 1996, al que se refiere la australiana ‘Nitram’, me temo que será algo olvidado en poco tiempo.

Foto de grupo de los premiados en el 74 Festival de Cannes

Deseo que estas crónicas les hayan transportado de alguna manera al Cannes raro, incómodo y con la pandemia como inevitable telón de fondo de este 2021. Quizá, pensándolo bien, sea en el fondo lógico que una película tan desquiciada como ‘Titane’ se haya llevado en esta ocasión el gato al agua. Espero encontrarles en la 75 edición del Festival, cuya conmemoración ojalá celebremos volviendo a mayo. Veremos…


(Publicado en "El Norte de Castilla", de Valladolid, 18 de julio de 2021).

 


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