Cuando una Administración quiere debilitar o anular a un
determinado organismo, lo que suele hacer es insertarlo en otro mayor para,
desde él, ir minando su desarrollo. Es una vieja práctica que, me temo, va a
utilizar ahora la Generalitat con el Institut Valencià de l’Audiovisual i la
Cinematografia, más conocido como el IVAC. La creación por decreto-ley de
CulturArts Generalitat implica poner bajo este “paraguas” a la mayoría de los
organismos culturales, el IVAC entre ellos, lo que va a suponer una reducción
de nada menos que del 40% en presupuesto y personal. Es decir, dejar limitado a
su mínima expresión al Instituto, del que dependen, entre otras cosas, la
Filmoteca, el Festival Cinema Jove y toda la –ya menguada– política de apoyo al
audiovisual valenciano. Si a ello se añade la tremenda situación de Canal Nou,
se deducirá el negro futuro que se le ofrece al sector.
Es otra barbaridad de las muchas que se están cometiendo.
¿Por qué ir contra el IVAC, por qué condenar a Cinema Jove después de haber
destrozado la Mostra, por qué machacar a la Filmoteca, que se ha ganado un
prestigio internacional entre los centros de esta naturaleza? Una Filmoteca que
atesora cerca de treinta mil películas; que cuenta con mil doscientos
depósitos, legados y donaciones, además de un excelente centro de
documentación; cuyas publicaciones superan el centenar y medio; que ha contado
con un público fiel, por encima de los cien mil espectadores durante 2011, en
sus diversas sedes; que se beneficia del trabajo de un equipo pequeño pero
sumamente eficaz… ¿A quién molesta todo ello? La pregunta es retórica, porque
todos sabemos la brutal política que está detrás de este previsible recorte de
un 40%. Si los 274 millones de euros de dinero público que se han invertido en
la Ciudad de la Luz hubieran ido a parar al IVAC, y este los hubiera
distribuido con criterios justos y equitativos en lugar de emplearlos en un
invento megalómano y sin sentido, otro gallo le cantaría al mundo audiovisual
valenciano.
Pero lo urgente es ahora salvar al IVAC de la rapiña de sus
administradores. Sé que no es lo mismo que defender a un barrio popular como el
Cabanyal, pero la sociedad civil debe tomar cartas en el asunto. Confórmese una
Plataforma ciudadana de protesta y apoyo, organícense actos que clarifiquen la
situación, respáldese a los trabajadores y trabajadoras del IVAC que, justo el
Día Mundial del Patrimonio Audiovisual, ya hicieron público un manifiesto sobre
la amenaza que se cernía sobre su institución y sobre ellos mismos. No vale la
argumentación de que hay otras cosas más decisivas, más básicas, de que “con la
cultura no se come”: todo es decisivo cuando se está atentando de esta forma
contra bienes legítimamente adquiridos. Estamos en nuestro perfecto derecho de
exigir que sobrevivan la Filmoteca, Cinema Jove y el conjunto del audiovisual
valenciano. Que, por lo menos, no destrocen lo que con tanto esfuerzo e ilusión
se ha edificado.
Publicado en "Turia" de Valencia
Noviembre 2012
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